Los alumnos de 1° ESB, asesorados por la profesora Laura Gareis, realizaron una actividad de poslectura, luego de la lectura y análisis de la obra literaria "Azabache" de Anna Sewell. Consostió en producir una nueva versión destinada a diferentes grupos etarios.
AZABACHE
Había una vez un caballo
llamado Azabache que era muy bueno. Tenía una madre que siempre le decía que
sea como ella y su abuelo, muy amable y respetuoso.
Un día estaba jugando con sus
amigos, se mordían, pateaban y correteaban por todo el campo. Cuando llegó su
madre de trabajar con su amo, se enojó mucho y lo reprendió diciéndole que se
acuerde de los consejos que le enseñó de chiquito, porque algún día sería joven
y tendría que trabajar en el carruaje como ella lo hacía. D e lo contrario por
ser un caballo malo, el amo lo vendería para hacer otros trabajos más forzados
y con personas que no lo tratarían tan bien como él. Azabache sintió tanto miedo que le
prometió a su mamá que no lo haría más. Así fue creciendo en los hermosos
campos verdes rodeados por una gran laguna azul. Donde bebía el agua limpia
junto a sus amigos caballos.
Cuando era joven su amo le
enseñó a tirar de carruajes como lo
hacían todos los caballos adultos. Su mamá que ya estaba grande se sintió
orgullosa de su hijo.
Fue así que Azabache tomó el lugar de su mamá trabajando
y sintiéndose muy feliz.
Matías Viglianco
AZABACHE
Una vez en un campo con
muchos árboles y un estanque, vivía un
caballo llamado Azabache. Él estaba siempre con su madre, comía, corría, y
sobre las noches dormía junto a ella.
Cerca de él había seis
potrillos, que eran más grandes, hacían cosas juntos, pero un día vio que ellos
empezaron a dar mordiscos y a cocear, entonces su madre le dijo ¨Nunca hagas
eso, tu tienes que hacer la tarea con buena voluntad¨.
Su amo era muy bueno y
amable, él le puso el nombre “Negrito” era por el color de su pelaje.
Cuando cumplió cuatro años
vino un amigo del amo llamado señor Gordon, lo miró, se fijó sus patas, boca y
sus ojos, lo hizo correr un poco.
Su amo no quería que lo
lastimaran o lo asusten. Ellos querían que se acostumbrara a usar la montura,
cabezada, arnés, brida y a quedarse quieto. Al día siguiente que lo adriestaron
lo llevaron a una granja, siempre recordaba a su amigo llamado “Capitán”, que había fallecido.
Él también tuvo una vida
complicada, lo trasladaban de aquí para allá, nunca fue feliz como ese día que
lo compraron unas señoritas llamadas Blomefield y Ellen.
Lo instalaron en un establo
muy cómodo, lo alimentaron y lo dejaron solo. El mozo mientras lo lavaba le
pareció notar como si tuviera la misma estrella que tenía Azabache, hasta que
lo miró y dijo ¡eres Azabache! , ¿no te acuerdas de mí?, soy Joe Green.
Él estaba muy feliz de
encontrarlo de nuevo, sus amas lo vieron feliz y le dijeron: -“Joe, quédate
tranquilo, si es tu amigo no lo Venderemos no te tienes que preocupar. Desde ese día Joe estuvo muy
contento.
FIN
Carol Steinbach
AZABACHE
1_ MI PRIMER HOGAR
El
primer hogar donde viví fue muy agradable, con mucho espacio por eso podía jugar con los demás caballos.
Mi
madre se llamaba Pampita, así le había puesto nuestro ama. Ella era muy buena
con todos. Nos daba de comer avena y maíz, que a nosotros nos encantaba.
Antonia,
así era como se llamaba, siempre por la tarde salía con mi madre a cabalgar por la pradera.
Bueno,
ahora voy a contarles un poco de mí, soy negro como el azabache, muy tímido,
pero capaz. Mi pasión era correr, por eso siempre hacíamos competencias con mis
amigos.
El
caballo que yo admiraba se llamaba Escopeta. Él era el mejor de todo el mundo, más
rápido que una liebre. Los demás caballos corredores le tenían mucha envidia,
por ser el más destacado.
2_ MI TRAVESURA POR EL CAMPO
Un día
soleado mi mamá había salido con nuestro ama.
Yo
estaba jugando con mis amigos, a uno se le ocurrió una travesura, que a todos
les encantó.
Esa era
hacer un recorrido por los campos vecinos, para conocer más el lugar.
Yo no
estaba muy conforme, porque era peligroso. Pero bueno, me convencieron.
Salimos costeando junto al alambrado, para ver
si había uno roto, por donde salir. Una
vez que encontramos, salimos todos.
Primero recorrimos el primer campo, ahí solo
había tres vacas, muy viejas.
En el
segundo había solamente una casa y muchos perros.
Y en el
último que visitamos, porque ya queríamos volver, había muchas yeguas bonitas.
Todos nos quedamos deslumbrados por su belleza. Nos quedamos un rato y volvimos
a nuestro campo. Cuando llegamos nos estaba esperando nuestra ama, por cierto
muy preocupada y enojada, a mí también me estaba esperando mi mamá.
Luego
nos encerraron en otro campo bien cercado. Pero yo no entré, me estaba
esperando mi madre afuera.
3_ LOS CONSEJOS DE MI MADRE
Cuando
llegué, pensé que estaba muy enojada, pero no fue así. Sólo me dio buenos
consejos para que no lo vuelva a hacer más, porque era peligroso y nuestro ama
no lo merecía.
Además
me dijo que no siempre iba a tener dueños buenos, que también habría malos,
pero siempre debía obedecerlos. De esta manera nunca más me escapé.
Luego llegué al corral y mis amigos me
preguntaron si me había regañado, yo les dije que no, solamente me había dado
buenos consejos para ser un buen caballo.
4_ MI GRAN SUEÑO
Cómo les dije antes, mi gran sueño era correr. A mi madre le
encantaba que tuviera ese deseo, porque mi padre también había sido un gran
caballo de carrera. Por eso sería un orgullo que fuera como él.
Mi
madre quería que cumpla ese sueño tan esperado, que sea el mejor, ella me tenía
mucha fe, junto con todos mis amigos.
Me
apoyaban en todo lo yo quisiera emprender.
Todas
las noches, mirando la luna, me veía corriendo en esas pistas tan maravillosas,
que solo yo las imaginaba.
Era
un sueño que no podía evitar.
5_ DÍA INESPERADO
Un
día por la mañana muy temprano, llegó un hombre de estatura alta, de buena
estampa, que nunca lo había visto por aquí.
Él
se llamaba Robert Sewell. Era amigo del tío del alma, ella le preguntó que
necesitaba, entonces el hombre le dijo que tenía que hacerle una oferta, luego
entraron adentro y no pude escuchar más.
Pasadas
algunas horas volvieron a salir y pude escuchar algo, que me impresionó mucho.
Lo que habían hablado era que Robert me quería comprar para correr, ya que veía
en mí la sangre de corredor.
Antonia
lo pensó mucho, pero necesitaba el dinero para su padre. Entonces decidió
venderme, yo no estaba tan feliz, tenía que abandonar a mi madre y a mis
amigos, pero por otro lado iba a cumplir mi sueño.
6_ COMIENZO DE UNA NUEVA VIDA
Cuando
todos se enteraron de la noticia se pusieron muy tristes, sobre todo mi madre.
Luego
ella me llamó y me dijo:-¡ Hijo, nunca te olvidaré, siempre estarás en mi corazón!-
Me puse muy feliz con sus palabras, además me
despidieron mis amigos muy emocionados, entonces les dije:-¡Siempre estarán
conmigo en cada carrera!.
A
la tarde llegó un hombre llamado Marcelo, que a simple vista tenía aspecto de
ser buena persona. Antonia le recalcó que me cuide mucho, porque no había
caballos como yo. Dí el último adiós a todos y me subieron al tráiler.
Durante
el viaje me dieron de comer maíz y avena. Más tarde paramos en un lugar con
muchos árboles. Mientras que descansaban, pensaba cómo iba a ser mi nueva vida.
Luego de un rato llegamos por fin a mi nuevo hogar.
7_ MI NUEVA RESIDENCIA
La nueva casa donde me llevó
era mucho más grande que la de antes, cada caballo tenía su caballeriza. En ese
lugar había solamente cuatro caballos muy extraños, ellos estaban parados y
molestos por mi llegada.
Por la tarde llegó Robert y
le ordenó a Marcelo que comience con mi adiestramiento.
Él siguió sus órdenes, una
hora más tarde trajo con él elementos que se le colocan a un caballo. Yo estaba
muy feliz, por fin iba a poder correr. Él me enseñó a acostumbrarme a usar la
montura, la brida, y llevar con docilidad a un hombre o una mujer.
Luego también me acostumbré
al cabestro, al freno, y a ser conducido con suavidad por el campo y los
caminos.
8_ PRIMER CARRERA
Luego
de un largo tiempo de adiestramiento, al fin estuve listo para correr mi primer
carrera. Estaba muy emocionado.
Cuando
llegó ese día me llevaron al hipódromo. Era un lugar muy grande con muchos
asientos, con una larga pista de tierra.
Mi
jockey se llamaba Manuel, tenía apariencia de ser buena persona. Después de un
rato nos pusieron en la gatera para poder empezar así la carrera.
Cuando
la abrieron salí con toda mi furia, me encontraba en primer lugar, cuando quise
ver ya estaba en la meta. Todos estaban muy contentos y olas de aplausos
recibí, me dieron una medalla, una copa, y me sacaron varias fotos para tener
de recuerdo mi primera victoria.
9_ EL ACCIDENTE
Después
de muchos triunfos en las carreras, un día como cualquier otro de competencia,
se largó la carrera, unos de los caballos que concursaba conmigo empezó a
empujarme contra un costado, cuando me dio un empujón muy fuerte, caí al suelo.
Enseguida vinieron a ayudarme, sobre todo una veterinaria llamada Juana.
Me
llevaron a un galpón, donde me revisaron mis rodillas, éstas estaban peladas y
sangraban mucho. Por suerte mi jockey estaba bien.
Me
las vendaron y me trasladaron hacia mi hogar.
Luego me sedaron.
Al
día siguiente volvió Juana, me revisó y habló con mi dueño, le dijo que tenía
que estar en reposo durante varios meses hasta que estuviera en buenas
condiciones.
Robert
no estaba muy feliz, pero decidió venderme. La veterinaria me compró muy
entusiasmada y me llevó a su campo.
10_ Juana Green
Ella era mi nueva dueña, muy buena, simpática y tenía un amor
inmenso por nosotros, los caballos.
Su campo era muy grande,
había dos caballos. Juana me introdujo en una caballeriza con demasiado espacio
y muy cómoda. Me cuidaba mucho y me transmitía demasiado cariño. Pasaron los
meses y mejoré, su ayudante llamado Joe me sacaba a cabalgar cuando mi dueña no
estaba.
Luego de mejorarme del todo,
volví a ser el de antes, gané todas las carreras y logré pasar a la final.
Juana estaba muy contenta.
Dos meses antes de la competencia, conocí a mi contrincante. No sabía quién
era, pero cuando llegó a mi hogar, no lo podía creer, era el famoso Escopeta.
Nos hicimos muy buenos
amigos. Conversamos sobre estrategias utilizadas para la carrera.
11_LA FINAL
Después de mucho tiempo de
práctica, llegó el gran día, ya con solo estar ahí se cumplía mi sueño.
Fuimos muy temprano al
hipódromo. Luego de unas horas, que por cierto se me hicieron eternas, empezó
la carrera, estábamos preparados. Mi dueña, muy contenta como siempre,
alentándome.
Cuando largaron la carrera,
corrí todo lo que pude, dejé mi corazón en la pista, en ese momento se me
volvieron recuerdos a mi mente de mi madre y amigos, que me decían que gane y cumpla con mis
sueños.
Con lo que me acordé, puse
toda mi fuerza y por muy poco pude ganar. No podía explicar la felicidad que
sentía. Todos se acercaron a halagarme, sobre todo mi dueña, ella estaba muy
emocionada. Escopeta me felicitó por mi trayectoria y victoria.
Pensé otra vez en mi familia
y dije:-¡Sueño cumplido!
Y así siguió mi vida, llena
de amor y felicidad.
Juana Peinado