LENGUA
Y LITERATURA 1° E.S.B.
“Antología de cuentos”
Ciclo
Lectivo: 2013
PRÓLOGO
La presente obra
consta de cuentos seleccionados y/o realizados de propia
autoría por los/as alumnos/as de 1°ESB del Colegio Secundario “Héroes De
Malvinas” enmarcados en la actividad de cierre correspondiente a “La Narración:
Elementos y Tipos” con la finalidad de presentarla a través del BLOG que
recientemente inaugurara la institución educativa para que puedan ser leídos y
comentados por todos aquellos que visiten el sitio Web mencionado.
El mérito de esta obra es haberla logrado en forma
colaborativa, compartiendo las escrituras de los cuentos. Estas producciones
finales fueron el resultado de varias reescrituras en donde aparecieron
diversidad de procedimientos, puntos de vista, recursos, por parte de cada uno
de sus autores. De allí que cada uno de los cuentos está revestido de cierta
singularidad, dado que refieren a temas diferentes y se privilegian las voces
de los escritores plenas de sentido.
Para finalizar, agradecemos a todos los que colaboraron
para que esta producción fuera posible.
¡Disfrútenla!!!
Alumnos/as 1° E.S.B.
“El hechizo de la princesa”
Autor: Nahuel Stark
Había
una vez una princesita recién nacida a la que los padres la llevaron a conocer
el reino el que gobernaría cuando fuese
grande.
Cuando
ella cumplió 5 años falleció su madre y ella como estaba muy triste se fue al
bosque, se encontró con la bruja mala, quien le dijo que a los 16 años se
transformaría en cisne…
Tal
como lo había anunciado la bruja, la princesa cumplió los 16 años y se
convirtió en cisne, el padre pensó que estaba muerta.
Ya
había pasado un año de tal suceso, su padre estaba muy triste por eso quería
irse de este mundo para estar con su
esposa y con su hija, ya que pensaba que
había muerto. Apenado, un día fue al bosque y se encontró con la bruja mala,
quien le adelantó que dentro de un año, cuando su hija cumpliera 18 años,él se
convertiría en un caballo gris.
Y
así fue…
Cierto
día se encontraron el cisne y el caballo gris, hablaron horas y horas acerca de la suerte que habían tenido, pero
ninguno de los dos sabía cómo deshacer el hechizo que había provocado la bruja
mala, por lo que decidieron aceptarse y quererse.
La
princesa cumplió 19 años y un príncipe apuesto fue al rescate, tuvo que pelear
contra plantas hechizadas y caballeros malignos, pero los pudo derrotar, aunque
no pudo deshacer el encantamiento, ya que no se rompería hasta que la
princesita cumpliera los 20 años. El
príncipe lo sabía porque los animalitos
del bosque se lo habían contado, entonces decidió quedarse allí hasta que llegara el día.
Cuando
la princesa cumplió los 20 años, el príncipe la besó y se rompió el hechizo,
aunque no sucedió lo mismo con el padre
quien se tuvo que quedar así para siempre.
Y
colorín colorado este cuento se ha terminado, entra por un zapatito roto para
que mañana me cuenten otro.
“El príncipe y la princesa”
Érase
una vez un príncipe y una princesa, ambos vivían en sus respectivos castillos
con sus padres, quiénes les mostraron el reino que tendrían de grandes.
Un
día las familias del príncipe Iván y de la princesa Agustina se conocieron y
fueron a cenar a un restaurante
familiar.
Cuando
Iván y Agustina cumplieron 10 años, salieron de la mano al bosque y vieron una
casa de caramelo. Una bruja se acercó y
les dijo: -Coman amigos, después vayan a dormir-.
Iván y Agustina terminaron de comer golosinas y se fueron a dormir, al día
siguiente la bruja estaba preparando una poción mágica. Los chicos bajaron para despedirse de la
gentil bruja, y le dijeron:
-Gracias
señora bruja por alimentarnos y acogernos en su casa, la queremos mucho pero
nos tenemos que ir a nuestros castillos, nuestros padres deben estar tristes
porque no llegamos anoche-. La bruja les
dijo:
-Quédense
a cenar chicos, yo estoy preparando algo delicioso. Agustina dale mucho de
comer a Iván hasta que se vuelva gordo, cuando lo logres, vos te vas, pero Iván
se queda.
Agustina
asustada dijo:
-Corramos
Iván!!!!, salgamos de aquí!!! es una bruja que quiere comernos-.
Iván le respondió:
-Vámonos-.
-Señora
nos tenemos que ir no nos podemos quedar más-
La
bruja dijo:
-No
os dejaré ir, van a ser mi cena de esta noche-
Iván y Agustina dijeron:
-Saldremos
por las buenas o por las malas.-
Mientras decían eso saltaron por la ventana
pero Iván se quedó atorado porque la bruja la cerró cuando Iván quería salir,
se sacó la zapatilla y se fueron corriendo hasta el castillo del príncipe,
porque era el más cercano. Una vez allí les dijeron a sus padres que la bruja
los quería comer, los padres de Iván llamaron a los padres de Agustina y les
dijeron:
-Amigos,
somos los padres de Iván, su hija está aquí en nuestro castillo. Los chicos
dijeron que una bruja que vivía en una casa de caramelo se los quería comer. Su
hija se puede quedar a dormir esta noche porque es muy tarde y no quiere salir,
está muy asustada, vengan mañana a buscarla a las 19:40Hs...-
Cuando
Iván y Agustina cumplieron 29 años, se casaron, tuvieron 3 hijos y fueron muy
pero muy felices por siempre, en paz , la cual reinó en ese pequeño pueblito.
“El robo y el asesinato…”
En
una habitación se encontraban el detective Iván y su ayudante Nahuel. Estaban
haciendo unos papeles y en ese momento entró el mayordomo Simondongo y dijo:
-Detective
Iván ha llegado el oficial Aarón-.Gracias Simondongo déjalo pasar.
Aarón dijo:-Encontramos a Santiago muerto en
su casa. El cuerpo estaba en la cocina, debajo de la mesa y ésta estaba cortada
al medio en dos mitades. Empezamos a buscar pistas en la casa de Santiago donde
fue asesinado, encontramos una remera sudada que precisamente no era de Santiago, sino la remera del asesino.
La llevamos al laboratorio y según la computadora, el
asesino había sido Matías. Entonces fuimos a su casa para sacarle la careta.
Cuando llegamos se estaba yendo con su maleta, yo sabía que era su maleta de
viaje porque era su amigo en la secundaria y él me contó que era negra .
Yo
lo seguí hasta la estación de mi pueblo, se estaba yendo a Buenos Aires, entonces
abordé el tren y me hice pasar por un pasajero, mientras tanto aguardaba
escuchando pacientemente por si decía lo que había pasado sin que yo le
preguntase, escuché que Santiago le debía 10 millones en efectivo y no se los quería pagar, entonces fue a la
casa y lo asesinó.
Una
vez en la terminal de Buenos Aires, salieron para San Francisco, yo no pude
abordar el tren porque cuando quise subirme me dijo el conductor que estaba
lleno, entonces tuve que irme hasta San Francisco en un helicóptero que había
alquilado. Una vez que abordé el helicóptero seguí el tren desde arriba y le sugerí
que se detuviera porque había dos delincuentes a bordo. El conductor bajó a
Matías y Alan del tren así que los detuve y en mi helicóptero los llevé a la
comisaria donde me estaba esperando el oficial Aarón. Una vez allí le sacaron
toda la información.
El
dinero que robaron al banco fue devuelto y Matías y Alan fueron encerrados en
la comisaría de mi pueblo hasta nuevo aviso. Los sentenciaron a 40 años de
cárcel . Y así fue como todo volvió a ser como antes.
“La mansión
embrujada”
En
una habitación se encontraban el detective Nahuel y su novia haciendo unos
papeles y unos trámites. Luego entró el mayordomo Iván y dijo:- Señor Nahuel el
cartero está en la puerta-, el detective no esperaba una carta, pero enseguida
la sacó del sobre y la leyó:
“Hola
detective Nahuel han asesinado a Aarón.
Los testimonios muestran que el hecho ha ocurrido en su departamento. Las
autoridades dicen que su casa estaba embrujada a las 07:40 a.m. Por favor necesito que busque pistas y
descubra al asesino.”
Firma:
Sheriff del pueblo.
Empezamos
a buscar pistas en el apartamento de Aarón, encontramos un cuchillo clavado en
el pecho de la víctima, se lo sacamos,
lo colocamos en una bolsa y lo llevamos al laboratorio: José Hernández.
Luego del análisis, el cuchillo mostraba que el asesino había sido Ramiro de la
quinta.
Fuimos
a su casa y no estaba, vimos que se estaba yendo a Colonia Barón, yo pude
llegar a abordar el mismo colectivo que él, se bajó y lo seguí hasta la casa de
prestado y pude sobrevolar el ómnibus
que había abordado Ramiro de la quinta.
Les
avisé a los policías que se escondan que el transporte ya estaba llegando a la
terminal, entonces me tiré del avión, por suerte tenía un paracaídas, caí
arriba del colectivo, entré por la
ventanilla y me acomodé en un asiento. Cuando bajó lo pudimos atrapar.
Fue condenado con todo el peso de la ley, y
una vez más la justicia triunfó en nuestro país.
“El gigante mentiroso”
Había una vez un gigante
mentiroso, él era bueno y juguetón, la niña le preguntó a su mamá. ¿Te has dado cuenta, mamá? El sol va a salir, eso
significa que mi amiga Marita me va a visitar. ¡Es tan alegre! Cuando viene a
casa pareciera que el sol viene con ella.
La mamá,
conociendo la razón por la cual su hija Lucecita no podía ser como Marita, le
dijo:
— Yo pienso
que eso será porque Marita no sabe mentir. ¿Sabes? Cuando se le mira a la
mentira ésta viene sólo con la intención de oscurecer a quien le da
importancia, porque como es muy fea así nomás no se deja ver; entonces, la luz
que todo lo ve, como no soporta a la mentira, se retira del corazón que no sabe
apreciarla. Y esto es lo que te ha sucedido a ti porque a veces mientes, ¿o
acaso no es así?
— ¡Ah!, yo no
quisiera que se vaya mi luz, ya no voy a mentir, mamá.
— Está bien,
ojalá sea así, hijita.
Y, mirando el
reloj, le dijo:
— Ya son las
5 de la tarde, te toca tu remedio.
— ¡Ah!, mi
remedio –dijo Lucecita–, ese remedio no me gusta.
— Pero tienes
que tomarlo, hija, sino no vas a sanar de tu resfriado, ve y tráemelo.
Lucecita,
mientras se dirigía al lugar donde se hallaba el remedio, pensó:
— ¿Y si lo
escondo? Así me libraría de él y mi mamá pensará que se ha perdido. Pero si
vuelvo a mentir, quien sabe venga la oscuridad a mi corazón. ¡Ah!, pero no me
gusta el remedio.
— Mamá –le
dijo–, no encuentro el remedio, parece que se ha perdido porque lo he buscado
por todos lados y no está.
La mamá,
conociendo que Lucecita había vuelto a mentir, le dijo:
— Tus ojos
están caídos y tristes, ¿por qué será?
— No lo sé
–le dijo Lucecita.
— Yo sé que
has vuelto a mentir. ¡Qué pena!, porque si sigues así, la alegría que todavía
se asoma por tu mirada ya no te volverá a sonreir.
Lucecita, al
ver que su mamá la había descubierto, se dijo:
— Parece que
a mi mamá no le puedo mentir, porque por más que me esfuerzo en ocultarle las
cosas, ella adivina, todo me descubre. Qué vergüenza siento. Ahora, ¿qué
le diré? Bueno, lo único que me queda es traer el remedio y hacerle caso.
Y así lo
hizo.
La mamá,
bastante triste por lo que le estaba sucediendo a su hija, le dijo:
— Lucecita,
veo que la mentira ha empezado a crecer en tu corazón como un gigante egoísta,
que no le interesa nada más que salir con su gusto. Fíjate, tú recién tienes 7
años, cuando seas mayor cómo será ese gigante, y si no encuentras la solución
para sacarlo de tu corazón quien sabe ya no lo sacarás nunca, porque será de
repente más astuto que tú. Mira, si así nomás cómo te tiene, por su culpa la
luz que te hacía brillar, al ver que su cabeza fea empezaba ya asomarse por la
ventana de tu corazón, salió corriendo. ¿Y sabes por qué? Porque fuiste tú la
que permitiste eso, y eso a la luz no le gustó.
— ¡Qué pena,
mamá! Y tienes razón, pero cómo haré para que el gigante de la mentira no siga
creciendo, para que no me rinda ante sus pies.
— Bueno –le
dijo la mamá–, dale la espalda, porque si sigues así te irá quitando la fuerza
de tu espíritu que ahora todavía llevas, porque lo único que quiere es
debilitarte día a día, porque él sabe que así te manejará a su antojo. Y es
más, terminará por encarcelarte, y si esto te sucede va a ser muy triste para
ti, porque te hará vivir el resto de tus días encerrada y terminarás por
parecerte a él. ¿Eso quieres?
— No, mamá,
ahora me estoy imaginando que debe ser horrorosamente feo.
— Qué bien,
hija, entonces, síguete imaginando, porque todavía muestras un rostro bonito,
porque eres pequeña, y como la luz sabe que todo lo haces con inocencia se
compadece de ti, y por momentos regresa y se vuelve a quedar contigo.
— Entonces,
la inocencia es buena.
— Así es –le
dijo la mamá–, es muy buena, linda y pura, y habita en los corazones de todos
los niños. Pero bueno, ¿qué has pensado hacer? Dime, porque todavía estás a
tiempo para librarte del gigante.
Lucecita le
dijo:
— No lo sé
todavía. ¿Qué me aconsejas, mamá?
— Te aconsejo
que mires al cielo y le pidas a Dios que te mande sus fuerzas.
— Pero, ¿tú
crees mamá que Dios me querrá escuchar? Como Él lo ve todo sabe que he mentido
muchas veces.
— Dios es
infinitamente bueno –le dijo la mamá–, te va a escuchar, sólo quiere que lo
busques con arrepentimiento de corazón y vas a ver cómo va a compartir sus
fuerzas contigo.
Lucecita,
después que escuchó a su mamá, hizo exactamente lo que le aconsejó, y mirando
al cielo con el corazón ya arrepentido, dirigiéndose a Él, le dijo:
— Dios mío,
Tú lo sabes todo, y sabes que he mentido muchas veces, pero ya no deseo seguir
mintiendo, ayúdame por favor, porque no quisiera que el gigante de la mentira
me atrape, porque es tan malo que seguramente no va a querer parar hasta
dejarme sin vida. Y yo quiero vivir alegre y feliz como mi mamá y toda mi
familia.
Y mientras
oraba, a Lucecita le pareció ver que el cielo se iluminaba con el mismo
resplandor, como era antes cuando todavía no conocía a la mentira. Entonces,
comenzó a apreciar con más alegría al sol, a los árboles, a las flores y a
todas las personas.
La mamá, al
ver a Lucecita que se encontraba nuevamente alegre y radiante, se dio cuenta
que Lucecita había aprendido una gran lección.
— Qué bien,
Lucecita, veo que ahora la luz de Dios siempre te acompañará a donde vayas; por
lo tanto, ya no existirá nada que te haga caer desde el lugar donde ahora te
encuentras, porque con la sonrisa que llevas, hace que yo te vea como si
estuvieses viviendo en el mismo cielo.
Y abrazándola
con mucho amor, le volvió a decir:
— Mañana
seguimos conversando porque ya es hora de dormir. Que Dios te bendiga, hijita.
— Y a ti
también, mamá, –le dijo Lucecita.
“El viejo
campesino y el diablo"
Autor: Gabriela Anahí Sombra
Había una vez un campesino, al que todo el mundo conocía por su aguda
inteligencia y su capacidad para sacar ventaja de toda situación. Muchas
historias son las que se cuentan de él, pero no hay ninguna como la que él
consiguió burlar al mismo diablo.
Una tarde se dio cuenta que en unas de sus tierras había un extraño
resplandor. Al acercarse, descubrió un pequeño diablillo, con el que entabló
una conversación.
- ¿Qué estás guardando debajo de ti? ¿Se trata de algún tesoro?
- No debería decirlo, pero estás en lo cierto, guardo el más grande tesoro
que puedes imaginar.
- Siendo así este tesoro es mío, puesto que está dentro de mis tierras,
y le propuso un trato.
El diablillo aceptó el trato sin saber que el campesino había sembrado
remolachas, cuyas hojas a la hora de la cosecha estaban amarillas y secas.
Al ver que su trozo de terreno no tenía nada que cosechar, se fue muy
enfadado, pidiéndole al campesino que le cambie las tierras.
En esta ocasión el campesino sembró un hermoso trigo antes de que
llegara el diablo. Cuando éste llegó no vio más que la tierra vacía, se marchó
muy enfadado para no volver.
Así fue como el campesino, se hizo con el tesoro, sin pagar nada a
cambio.
"La rana
curiosa"
Había una vez una rana muy curiosa, que vivía en un estaque que le
parecía muy aburrido. Un día salió a explorar el palacio que junto a su hogar
se levantaba. Así fue cuando dando muchos saltos largos cayó dentro de un
edificio por una ventana, que tenía por cristales una gran pompa de jabón.
Lo que la ranita no sabía, que la pompa, estaba formada por un
componente mágico que la llevó muy lejos de su hogar.
Primero la pompa mágica la llevó dentro de una casa llena de lujos,
donde estuvo a punto de perecer en las mandíbulas de un perro. Pudo escapar de
allí saltando una vez más hacia la ventana mágica. Luego cayó en una increíble
charca cuyos habitantes eran tan lindos, que no podían soportar la normalidad
de su nueva inquilina, echándola de allí mientras dormía.
Cuando la rana abrió los ojillos, se di cuenta de que estaba en un hogar
totalmente diferente, donde la pobreza era tal que se distinguía en cada cosa
que veía.
Allí se convirtió en la mejor amiga de un niño, que se desvivía para que
nada le faltara. El agradecido animal, al sentir frío en invierno, volvió a
escapar por la ventana en busca de un hogar más cálido.
Pero no pudo encontrar un lugar mejor, ya que su mal actitud, la llevó a
quedar encerrada por siempre, entre un ardiente desierto y los fríos helados
del polo.
El caso del
anillo
El detective San Bato y el policía Naco estaban investigando un caso
cuando se escuchó a alguien gritar- auxilio... auxilio...
El detective y el policía salieron corriendo y vinieron muy asustados, a
los pocos segundos vieron que era un hombre desconocido y los dos preguntaron-
¿qué te pasó que estás así?
- Me robaron el anillo que usé para mi casamiento y me desmayaron por la
espalda- dijo.
Cuando el detective se volteó para hacer un llamado e informar lo que
había sucedido, vio que alguien estaba caminando y que tenía una capucha negra.
El detective corrió hasta alcanzarlo y le preguntó si él conocía ese hombre y
el encapuchado dijo- claro que lo conozco, soy un gran admirador suyo.
Luego le empezó a hacer unas preguntas a la víctima, pero él le dijo que
sólo había alguien que tenía algo negro,
pero nada más.
El detective San Bato sabía que el encapuchado era el ladrón pero no tenía
pruebas que lo inculparan y sólo él sabía quién había sido.
Después de un rato de investigar en el lugar donde ocurrió el hecho, el
detective vio que había un celular en el piso. Cuando lo mandó a analizar
descubrió que tenía huellas digitales de una persona llamada López. El
detective se encontró otra vez con el sospechoso y le preguntó cómo se llamaba,
él respondió: López.
Ya no hubo dudas, lo metieron preso por veinticinco años.
"El
vendedor"
Rumbo a la tienda donde trabajaba un vendedor, un sospechoso todos los
días pasaba por delante de una casa donde una mujer bella leía siempre un
libro. La mujer jamás le dedicó la mirada.
Cierta vez el joven oyó en la
tienda a los clientes que hablaban de la mujer. Decían que vivía sola, que era
muy rica y que guardaba grandes sumas de dinero en su casa, aparte de las joyas
y la plata.
Una noche el joven Armando se
introdujo silenciosamente en la casa de la mujer. Ésta despertó, empezó a
gritar y el joven se vio en la penosa necesidad de matarla. Huyó sin haber
podido robar ni un alfiler, pero con el consuelo de que la policía no
descubriría el autor del crimen. A la mañana siguiente, al entrar a la tienda,
la policía lo detuvo. Azorado por la increíble sagacidad policial, dijo todo.
Después se enteraría de que la mujer llevaba un diario íntimo en el que
había escrito que el joven vendedor de la tienda de la esquina, buen mozo y de
ojos verdes, era su amante y que esa noche la visitaría.
“Las hadas de
colores"
Había un país muy extraño, donde vivían hadas de colores, duendecillos,
brujos y brujas que no querían que el reino del país estuviera lleno de color y
alegría.
La cenicienta, era una bruja, que vivía sola en el altillo de un
castillo. Se enfadaba mucho cuando contaban cuentos a los niños.
- No quiero que cuenten cuentos a los niños, porque aprenderán a
escuchar, tendrán imaginación, ilusión y lo que es peor, buenos sentimientos en
su corazón.
-¡No dejaré que ocurra eso! ¡Tengo que hacer algún hechizo!
Entró en su castillo, tomó su libro y con voz muy fuerte dijo:
-Brujos y brujas que queréis el mal, que mi voz podáis escuchar, nuestra
magia tenemos que unir, para que en el mundo de la realidad, los cuentos que
contaron no se vuelvan a contar.
Cuando dijo eso, en el cielo, se vieron relámpagos y escucharon truenos,
la magia de los brujos se había unido y el hechizo de la cenicienta se había
cumplido.
Y desde ese momento en el mundo de la realidad, no se volvieron a contar
otros cuentos.
El hada Arco Iris había visto lo que había hecho Cenicienta, entonces
fue a contárselo al hada Naranja que era el hada que cuidaba a los niños.
- Hada Naranja, Cenicienta y los brujos del mal, han unido su magia, y
han hecho que en el mundo de la realidad, los cuentos no se vuelvan a contar.
Ésta tomó su campanilla mágica y empezó a tocarla rápidamente:
TILíN, TILÍN, TALÁN, TALÁN.
TILÍN, TILÍN, TALÁN, TALÁN.
Cuando las hadas de colores escucharon la campana mágica, fueron
rápidamente al palacio, así el hada Naranja y los niños pudieron seguir
escuchando cuentos gracias a las hadas de colores.
“Un loco
extraño”
Autores: Gabriela A. Sombra y
Santiago Simón
Era una tarde radiante, a él invadido por la alegría, lo esperaban
muchas aventuras. Caminó y caminó hasta
llegar a un pueblo desconocido donde había una estación de tren y aguardó el
pasaje para que lo llevaran a la gran ciudad de Bariloche.
Subió al tren, saludó a todos, contento como siempre y emocionado porque
era la primera vez que abandonaba su pueblo. Pero le sorprendió las caras
extrañas de las personas que viajaban en el tren con él. Ellos se dirigían a su
pueblo, a sus trabajos, a visitar parientes o a realizar trámites en la ciudad,
no los conmovía el viaje como a Matías.
El paisaje maravilloso distrajo a nuestro viajero, que pronto se olvidó
de sus compañeros y dibujó una sonrisa en su rostro.
Al llegar a la ciudad, apenas bajó del tren, lo detuvieron por
sospechoso. Tras muchos interrogatorios, se vino a enterar que lo que despertaba
sospecha, era que anduviera tan alegre aunque tenía tan pocas pertenencias.
Matías les explicó sus razones. Y como no tenían motivos para retenerlo,
lo dejaron salir. A Matías le quedó una impresión desagradable de esta
experiencia, pero decidió olvidarla y buscar las maravillas que tenía la
ciudad.
Al estar en la calle, pudo notar que todos corrían, dirigiéndose a
alguna parte. Seguramente tendrían algo muy importante que lo aguardaba. Por
ello fue que Matías se dedicó a seguir a un hombre que parecía saber bien lo
que hacía. Al cabo del día, sólo habían caminado de un sitio a otro, sin hacer
nada trascendente.
Como se sintió desilusionado se
fue a dormir a un parque. Allí pudo ver que los jardines y caminos, estaban
cubiertos por papeles y artículos de plástico, mientras que los cestos estaban
vacíos. Matías no comprendía las razones. Intentó juntar toda aquella basura,
pero la tarea era imposible. Por cada papel o envase que él juntaba, algún
paseante arrojaba otro al suelo. Aquello parecía de locos.
Se fue entonces buscando alguien que estuviera haciendo algo importante,
hasta que dio con unos niños que jugaban alegres. Ellos sabrían el valor de la
alegría. Se acercó a los niños y trató de jugar con ellos. Fue inútil, los
niños se molestaron por la intromisión del desconocido y comenzaron a arrojarle
piedras y a perseguirlo. Eran pequeños, veloces y muchos, pronto lo atraparon y
le dieron una golpiza terrible.
Como pudo escapó y trató de pedir ayuda a un policía que pasaba por el
parque. Cuando le contó lo sucedido, el policía comenzó a correrlo con su
macana por molestar a unos pobres niños.
Matías corrió tan rápido como pudo y salió de la ciudad. Tomó el camino
para regresar a su pueblo y mientras caminaba, no dejaba de preguntarse qué le
ocurría a la gente de la ciudad. Todos parecían estar locos y habían olvidado
el valor de una sonrisa.
“La lechera”
Autor:
Santiago Simón
En
una pequeña granja, vivía una niña llamada Elisa. El día de su cumpleaños, su
madre decidió darle como regalo el dinero que sacara por la venta de la leche
en el mercado.
Feliz
por la noticia y sobre todo por la gran cantidad de leche, que hoy habían
producido sus vacas, tomó su cántaro y se marchó camino al mercado.
En
el camino, comenzó a imaginar, todas las cosas que podría hacer con el dinero
que iba a ganar. Primero compraría huevos, de los que tendría pollitos, que
pasado un tiempo, se convertirían en gallinas, a las que llevaría a vender al
mercado.
Con
los beneficios, compraría un cerdo, al que engordaría mucho y vendería por un
buen precio, con el que compraría una vaca, que producirá mucha leche, con la
que tendría todo aquello que deseara.
Tan
absorta estaba en sus pensamientos, que no pudo ver un pequeño agujero del
camino, en el que su pie quedó atrapado, tirando sin querer su preciado cántaro
al suelo, rompiéndose en mil pedazos, quedándose sin leche y sin sus sueños.
Cuando
llegó a casa le contó a su madre lo
ocurrido, y con tranquilizadoras palabras, la animó a esforzarse y ser más cuidadosa en el
trabajo.
“El sapito que no quería serlo”
En
la charca donde vivía no tenía nada que hacer, solo estar croando día y noche.
Así pasaba todos los días aquel sapito, triste, desolado, solo. Lo habían
dejado sus familiares, porque no podía saltar.
-“Ya
no quiero ser sapo”- se decía.
Pero
nadie le podía conceder ese deseo, ya que así había nacido y así seguiría hasta
el fin de su existencia.
Un
día, paseando por ahí andaba una cigarra, la cual al verlo muy triste le llamó
la atención y se acercó a él.
-“¿Qué
te pasa sapito?”
-“Estoy
muy triste, no tengo nada que hacer, ni a quien importarle”-. Contestó el
sapito.
-“Pero,
¿por qué dices eso? Mira, date cuenta, a tu alrededor todos disfrutan de tu
canto, sin ti, este lugar se sentiría solo, porque eres el único de tu especie
que anda por aquí-.
-Es
verdad- dijo un conejo que andaba cerca bebiendo agua del charco.
-A
mí me encanta tu sonido, porque le das música al bosque-.
-A
mí también- dijo una serpiente. –Normalmente me como a los sapos y a las ranas,
pero tú me inspiras mucha paz, me encanta lo que haces, por eso nunca he intentado
comerte-.
-
Eres maravilloso sapito- dijo un gorrión que estaba parado en un árbol. – Me
encanta como cantas-.
-
¿Ves? – Dijo la cigarra – todos te quieren, lo que pasa es que no te lo habían
dicho para no interrumpir tu canto. Pero
para todos eres importante-.
-Muchas
gracias. Por esto, me hacen sentir muy feliz, pensé que a nadie le importaba,
pero a partir de este momento les cantaré gustoso-.
A
veces nos sentimos tan solos, que pensamos que nadie nos quiere, pero hay
muchos alrededor que nos aman, solo que en ocasiones necesitamos saberlo.
“La caja fuerte”
Era
un amanecer nublado en Dundee cuando el detective llegó. La lluviosa noche
anterior alguien había sido asesinado en el depósito, y el conserje había
encontrado el cuerpo a primera hora de la mañana. Yo, como de costumbre, llegué
temprano a la fábrica, aquí paso casi todo el día porque nunca tengo mucho que
hacer.
-Actualícenme-
dijo el detective, Lloyd van Winter; nacido en Países Bajos, tuvo un gran
prestigio mundial durante los ’60 que, luego de su retiro, vino a vivir a
Dundee donde cooperó con la policía en algunos casos.
A
pesar de que éste era un caso con características parecidas a los que solía
trabajar el detective, me impresionó mucho verlo allí.
-Es
un ladrón- le dije, -empleado de la fábrica-.
-¿Hacía
mucho que trabajaba aquí? –Me preguntó el detective-
-Desde
hace cuatro años, desde que salió de prisión-
-¿Bajo
qué cargos estuvo preso?-
-Robo.
Era bien conocido por tener la habilidad de burlar cajas fuertes-. Hice una
pausa, esperando alguna respuesta, y proseguí, -lo golpearon en la cabeza-.
El
detective hizo unos pasos hacia delante y se quedó mirando el cuerpo.
-Fue
golpeado por detrás, en el lado derecho del occipital con un objeto
contundente- dijo uno de los policías que se encontraban en la escena. –Fue
golpeado muy duro-.
-¿Se
puede saber cómo era el arma homicida?- preguntó Van Winter.
-Sospechamos
que fue una de las herramientas del conserje- replicó el policía.
-¿Entonces
el conserje lo encontró durante la noche robando y lo mató?-. Miró al policía,
que no respondió.-Eso no explica por qué la caja fuerte delante del cuerpo está
abierta, y vacía-. Miré la caja fuerte, detrás de una falsa pared destruída.
-No,
señor. Sin embargo, encontramos esto-.
Me
acerqué para ver lo que le habían dado al detective. Un guante de trabajo,
derecho, viejo y gastado; casi idéntico a los que tenía puesto el muerto, y
también idéntico a los que utilizaba el conserje.
El
detective guardó el guante bajo su gabardina, luego de varios minutos de
examinarlo, y se dirigió a mí.
-¿Tú
quién eres?-. Me interrogó.
-Leighton,
señor. Ralf Leighton.-, dije. -Soy supervisor de un puñado de empleados, en el
cual estaba el señor Otterman.-
-¿Señor
Otterman?- Me pregunté extrañado.
-Sí,
señor. Gary Otterman es el nombre de la víctima-. Le respondí, avergonzado por
no haberlo mencionado antes.-
-¡Claro
que sí!-. Exclamó dando media vuelta, dirigiéndose hacia los policías.
Estuvieron
un largo rato conversando, llegué solamente a oír algo del reciente éxito de
Aztec Camera, All I need is everything. Quedaron en silencio un momento. El
detective gesticuló unas pocas palabras, las cuales no pude escuchar. Luego,
uno de los policías señaló hacia una esquina, donde estaba el conserje, que
estaba detenido por dos oficiales, y se dirigió a él. Me acerqué lo suficiente
para poder oir.
-¿Cómo
es su nombre, señor?- le preguntó Van Winter.
-Shawn.
Yo no…- respondió el conserje.
-Ahórrenos
tiempo.- lo interrumpió el detective-. Escriba en éste papel por qué mató al
señor Otterman y dónde está el dinero de la caja-. Le alcanzó un papel y una
pluma.
El
conserje quedó un rato mirando al detective con una mezcla de rabia y
perplejidad. Luego, se limitó a escribir “Yo no lo hice”. El detective le
arrancó el papel de las manos y les dijo a los policías que lo soltaran porque
era inocente.
-No
irá a creerle, señor- replicó rápidamente uno de los policías.
-Yo
le creo, déjenlo libre-.
Los
policías miraron al comisario, quien les hizo un gesto de afirmación. Lo
soltaron. El comisario se acercó al detective.
-¡¿Cómo
sabe que el conserje no es el asesino?!- Vociferó -¡Cualquiera de sus
herramientas pudo ser el arma! ¡Había un guante como de los que él utiliza! Y
¡qué casualidad! Fue el primero en ver al muerto.-
-Todo
tiene una explicación- respondió sereno, el detective.- Me miró. –Acércate,
tú-. Fui hacia él y me dio un cuaderno. –Tú harás la bitácora del caso- me
dijo. Y enseguida me dio una ojeada de arriba abajo. –Estás en buena forma,
¿practicas algún deporte?-
-Juego
al tenis, señor- Le respondí. -¡Qué bien! Debes tener un brazo muy fuerte- Se
dio vuelta y se dispuso a hablar con el conserje. Quedé extrañado por esa
frase.
-Y
bien… dígame, Shawn. ¿La puerta estaba cerrada o abierta cuando llegó al
depósito?- le preguntó.
-Cerrada,
extrañamente- contestó éste.
-Como
lo sospechaba…- se quedó pensando y me miró. -¡Anote!, ¡Anote todo esto que es
muy relevante!- Bajé la cabeza y me dispuse a escribir. Luego escuché que el
detective me decía algo.
-Noto
que tienes los zapatos húmedos-
-Sí…
- le contesté. –Yo…- Me interrumpió.
-¿Sabe
usted si los empleados usan guantes distintos cada día, o…?”-
-Usan
siempre los mismos- dijo una voz detrás de mí. –Cada trabajador tiene su par de
guantes, somos una empresa en crecimiento luego del incendio del ‘64, no
podemos darnos el lujo de gastar de más.-
-Usted
debe ser el dueño de la fábrica.- le dijo el detective con un tono casi
informal.
-Sí,
lo soy.- respondió éste. -Me llamo Albert Powell, y más le vale que atrape al
perpetrador y recupere eso que había en la caja.- Dio media vuelta y se fue,
gritando mientras se alejaba de que no volvería a contratar ex-convictos.
El
detective se quedó un rato mirando al vacío y reaccionó a los pocos segundos.
-¡Bien!,
entonces entraron a robar dos personas.- dijo por fin.
-¿Cómo
lo sabe?- preguntó sorprendido el comisario.
-Es
evidente. Entra un ladrón, es asesinado y desaparece el botín.-
Anote
eso.
-Entonces
el ladrón vino acompañado, por un socio quizás- concluyó el comisario.
-Efectivamente.-
musitó el detective. –El socio engañó al ladrón y luego lo mató con un golpe en
la cabeza, para llevarse el botín-
-¿Y
por qué no vino solo?, entonces.- le pregunté.
-Es
bien sabido que el señor Otterman era un experto en abrir cajas fuertes.-
respondió. –El socio no lo era. Así de fácil.-
-¿Y
qué relación piensa que tiene el asesino con Otterman?-, indagó el comisario.
-Trabajaban
juntos, es la única conclusión que se me ocurre- contestó. –Se ve que conocía
la ubicación de la caja fuerte y la forma de llegar hasta aquí.-
-Entonces,
¿insinúa que se debe investigar a los 279 empleados de la fábrica?- me exalté.
-Redúzcanlos
a los zurdos- murmuró el detective.
-Pero,
¿cómo sabe que el asesino es zurdo?- preguntó, casi gritando el comisario.
-El
guante encontrado, es de la mano derecha.- comenzó a explayarse. –Habrán notado
que el guante es bastante viejo, propio de un trabajador de varios años. Sin
embargo, estaba gastado sólo en las yemas de los dedos, lo que indica que, a
pesar de todos los años de uso que tiene el par, poco ha tenido la mano
derecha, si no, estaría muy gastada la palma del guante. Es simple, el asesino
es zurdo.-
-¡Increíble!-
dijeron al unísono los policías.
-Además-
prosiguió Van Winter. –el golpe fue muy duro. No soy forense, pero creo que fue
tan duro que el golpe debe haber sido, como dicen los tenistas,- me miró –de
revés. Y sabemos que la herida estaba del lado derecho, por lo tanto, eso
refuerza mi teoría del asesino zurdo.-
-De
todos modos, los empleados zurdos son muchos, al menos 50 lo serán- le
recriminé.
-Sí…
es cierto. Y usted es uno de ellos.- me dijo duramente.
Mire
mi mano izquierda sosteniendo la pluma. Levanté la mirada.
-No
creerá…- le dije, cuando me interrumpió.
-¿Por
qué vino más temprano de lo debido?-, me preguntó.
-Siempre
lo hago-, le respondí desafiante.
-Ya
veo…- meditó – ¿y siempre suele venir con los zapatos húmedos?- me interpeló.
-Pisé
un charco mientras venía- le contesté.
-No,
no lo hiciste- me dijo. –Si fuera así, estarían mojados, no húmedos. Además,
¿pisaste un charco con ambos pies?-
-No
entiendo a dónde quiere llegar con esto- bramé.
-A
que usted es el asesino, señor Leighton.- me reprendió. –Usted tiene los
zapatos húmedos porque los mojó con la lluvia de anoche. El golpe propinado a
la víctima corresponde en un cien por ciento a su perfil de tenista. Es zurdo.
Trabaja aquí de supervisor, lo que le da la posibilidad de haber estudiado este
almacén alguna vez, para saber dónde estaba oculta la caja fuerte. Usted
utilizó al señor Otterman para abrir la caja y así huir con lo que sea que
había en la caja fuerte.-
-Coopere
con nosotros, díganos dónde está el dinero, y quizá nosotros cooperemos con
usted, señor Leighton.- me dijo el comisario, un poco exaltado. El detective se
dirigió a él.
-No
había dinero en la caja, de otra forma, el señor Powell no hubiese dicho “eso
que había en la caja”, sino, “el dinero”.- explicó. –Yo creo que debió haber
algo de valor para el señor Leighton, lo que lo ha hecho venir aquí hoy tan
temprano, quizás, para ver como terminaba todo este asunto.- Se dirigió a mí.
–Dígame, si es tan amable señor Leighton, ¿qué había en la caja fuerte?-
Me
sentí derrotado, el detective tenía toda la razón, no tuve otra opción sino
confesar.
-El
padre del señor Powell mató a mi abuelo, quien fue el fundador de esta fábrica;
y se apropió ilícitamente de la misma.- comencé. –Mi padre debió heredarla,
pero no la obtuvo. El señor Powell cedió la fábrica a su hijo cuando murió. Mi
verdadero nombre no es Ralf Leighton sino Amadeus Lancashire, pero no podía
usarlo porque se darían cuenta de mi identidad. Dentro de la caja fuerte estaba
la prueba de que yo soy el real heredero de la fábrica: documentos y cartas de
mi abuelo.
-Lo
lamento, Amadeus- me dijo el detective, -pero irás a prisión, tu pariente más
cercano obtendrá la fábrica cuando se pruebe que es de tu familia.
-No,
señor- le respondí mientras la policía me esposaba. –Mi pariente más cercano
está muerto en esta habitación.
“El pescador pescado”
El
cuerpo apareció flotando en la orilla del río muy temprano en la mañana, ni
bien amaneció, lo encontró su amigo y compañero de pesca después de haberlo
buscado toda la noche, luego de pedir auxilio a unas personas que pasaban por
el lugar dio aviso a la policía.
A la
hora, en la orilla había un sinfín de agentes de policía, periodistas que se
habían enterado prontamente y curiosos vecinos del lugar. Andaban por todos
lados yendo y viniendo pisoteando todo alrededor del difunto, borrando todas
las huellas que pudiera haber.
Llegó
el comisario Juan vio aquella multitud en el lugar del hecho, se fastidió y
ordenó a su gente retirar a todos y poner las cintas amarillas que indicaban
que nadie podía pasar en la zona. Se puso a dar un vistazo buscando entre los
camalotes y yuyos de la costa cualquier cosa que fuera de lugar y que le diera
una pista de lo que podría haber sucedido en aquel sitio tan inadecuado para
encontrar un cadáver. Caminando en círculos mirando hacia abajo y de tanto en
tanto se agachaba y levantaba objetos que solo él podía individualizar y los
guardaba en su bolsillo.
Luego
vinieron los expertos, levantaron el cuerpo en una camilla y lo sacaron del
agua, lo llevaron a una zona limpia donde pudieron hacer las primeras
observaciones minuciosas del mismo, después de un buen rato llamaron al
comisario y le dijeron que la causa de la muerte era un fuerte golpe en la
cabeza provocado posiblemente por una piedra al resbalar por la barranca del
camino, ya que además del porrazo encontraron restos de piedra en la herida.
El
comisario llamó al compañero de pesca y le pidió que le contara lo sucedido,
este contó su versión confirmando lo sospechado. Cuando se dirigían a pescar su
amigo cayó por la barranca golpeando con las piedras y terminando su caída en
el río. Al estar golpeado no pudo reaccionar y fue arrastrado por las aguas. Él
en su desesperación no quiso dejar el lugar y decidió esperar que aparezca su
compañero.
El
comisario pidió ver sus equipos de pesca, que según dijo estaban en la canoa,
efectivamente allí estaba todo el equipamiento de pesca: cañas, reeles,
carnadas y cajas de pesca. El comisario comenzó a indagar al hombre y distraídamente
revisó todas las pertenencias. Levantó una caja y luego la otra. Preguntó
porque una estaba tan pesada y la otra tan liviana. El hombre no supo que
responder, el comisario inspeccionó la primer caja, esta se encontraba
completa, llena de todo lo necesario para una variada pesca. Se lo comentó al
hombre quien le dijo que eran muy seguidos sus días de pesca y siempre lo
hacían juntos. Luego tomó la segunda caja, estaba muy liviana y al abrirla la
encontró prácticamente vacía, revisó sus lados y vio una deformación en su
parte inferior, una abolladura.
Inmediatamente
ordenó poner las esposas al compañero de pesca quien preguntó por qué lo hacía.
El comisario respondió que obviamente él había dado muerte a su compañero
dándole un golpe en la cabeza con la caja de pesca, luego para encubrir su
crimen puso sobre la herida, que él provocó, restos de piedra y el cadáver lo
depositó en la orilla del río, por ese motivo había pasado toda la noche
ocupado preparando la escena del hecho.
Abatido
el culpable quiso saber de qué manera lo descubrió, el comisario introdujo sus
manos en los bolsillos y sacó unos anzuelos y algunas plomadas que había
levantado en el lugar del hecho y dijo que en el momento de dar el golpe mortal
con la caja de pesca la misma se abrió y desparramó el contenido en todo el
lugar, cosa que el homicida no tuvo en cuenta para borrar todas las huellas de
su crimen.
Al
momento el comisario quiso saber las causas por las que tomó la determinación
de matar a su amigo y compañero de pesca de tantos años. Este le confió que
momentos antes de salir a esta excursión de pesca su esposa le había confesado
que lo engañaba con su mejor amigo. Por eso tomó la decisión de asesinar a
ambos, pero la forma en que mató a su esposa es otra historia...
“El león”
Nunca
vimos en los animales de casa tanto amor como el que sintió nuestra gata cuando
le dimos a amamantar un león recién nacido.
Lo
olfateó largamente, lo lavó con su lengua, lo alisó y peinó sin parar, mientras el fierecillo se quejaba
con estruendo.
Durante
nueve días, la gata lo amamantó con cariño y puso especial celo en su cuidado.
Toda la leche pertenecía al príncipe gruñón. A ambos lados de sus patas los
gatitos aullaban de hambre.
Cuando
el león abrió los ojos, lo tomamos a nuestro cuidado. Preparábamos mamaderas,
dosificadas y vigiladas. Debíamos cuidarnos incorporarnos, pues el pequeño
estaba siempre en nuestros pies. Noches de vela. Cuidados para sus dolores de
vientre, sus convulsiones. Y finalmente, largos quejidos. Paños calientes y su
mirada atónita, que no nos reconocía.
No
es de extrañar que la criatura sintiera predilección por nosotros. Nos seguía
por los caminos, entre los perros y un coatí, siempre por el centro. Marchaba
con la cabeza baja, aparentando no ver a nadie. Los peones quedaban asombrados
de ver aquella presencia extraña por la carretera.
Mientras
los perros y el coatí se desplazaban por las cunetas, él andaba por el camino,
con un lazo celeste, y los ojos del mismo color.
El
problema de los carnívoros, es que tarde o temprano, buscan la alimentación por
carne viva. Nuestra vigilancia lo retrasó un poco, pero finalmente, se llevó a
nuestra gallina preferida.
El
joven león comía solo carne cocida, y hasta desdeñaba la carne cruda. No le
interesaban las ratas, ni las gallinas del corral.
La
gallina que criamos en casa, había sacado pollitos, y era un ejemplo de madre.
Pero un mediodía, sentimos el alboroto en el patio y allí estaba nuestro león
relamiéndose, entre un alboroto de plumas.
Demasiado
nervioso, tomé el león del cuello y lo
lancé lejos. Pero quiso la casualidad, que golpeara su cabeza contra una piedra
y también lo perdimos.
No
fue una tarde feliz para nosotros.
“EL HADA ENOJADA”
Autor: Sebastián Rosso
Había una vez un hada que vivía en el bosque
con los animales, eran muy felices y tenían una hermosa amistad.
Pero
un día un duende apareció para cambiar todo, él era muy mandón y algunos
animales no le hacían caso porque era demasiado gruñón.
Hasta
que los animales empezaron a conocerlo, se dieron cuenta que en el fondo del
corazón era muy bueno; el hada estaba muy celosa porque todo el bosque se amigó
con el duende.
El
hada decidió expulsar al duende pero los animales no querían que se vaya, desde
que el duende estaba viviendo en el bosque, ella estaba muy enojada con él.
Entonces
una tarde se reunieron a charlar, y charlaron, y charlaron tanto… que los
agarró el amanecer, fue así que el hada conoció al duende, llegaron a ser grandes amigos y en el bosque
volvió a reinar la alegría y la verdadera amistad.
“LA INQUEBRANTABLE PRINCESA”
Había
una vez una princesa llamada Sabrina. Su madre murió cuando era muy pequeña y
su padre se sumió en un profundo sufrimiento.
Ella
se propuso trabajar duro junto a su padre para salir adelante y no dejar que el
reino se desplome.
Un
día en su afán de hacer todo se perdió en el bosque, se desmayó porque no comía
hacia unos días.
Una
mujer bella la encontró y la cuidó, mientras se reponía.
A
todo esto su padre se encontraba totalmente desolado y enojado, toda búsqueda
que emprendía se frustraba, fue así que un día mandó a sus súbditos a quemar el
bosque… pero en ese instante apareció su amada hija junto a una bella dama, de
quien se enamoró a primera vista… juntos los tres se fueron a su reino y
vivieron felices para siempre.
“EL RARO ROBO"
Un
día en una de las habitaciones de la casa del detective Holmes se encontraban
cenando con su asistente Sandro A., y fue en ese mismo instante que sonó el
teléfono, cuando Holmes atendió, era Juan Pedro , quien dijo: _ en el Rucci,
calle 300, hubo un robo a un señor de 50 años llamado Gabriel O..
En
ese momento el detective y su ayudante salieron para investigar, habían robado
$200.000.
Después
de varias horas, el detective Holmes encontró huellas dactilares, era la señal
del posible culpable. Ellos sospechaban de Omar R porque todas las pistas
apuntaban a su manera de actuar, que ya conocían.
Al
otro día el asistente Sandro encontró pistas que señalaban a otro famoso
sospechoso: Mario S, cuando fueron a buscarl, no se encontraba porque estaba
fuera del país, el que sí estaba era su hermano, Lucas F., al que los nervios
traicionaron , lo arrestó y empezaron a buscar en la pared detrás de un cuadro
.
En
la pared no sólo había mucho dinero, también joyas muy valiosas, él dijo que todo
ese capital lo había adquirido hacia unos pocos días como resultado de cobrarle
a sus deudores.
“EL ROBO DEL BANCO”
Un
día en Santa Rosa hubo un robo en el Banco Pampa, el ladrón andaba suelto,
suponían que era Mateo R, porque un vecino aportó datos al detective Piche, que
salió con su agente Andrés para investigar.
Cuando
llegaron ahí, el lugar estaba vacío, solo Piche y Andrés se dedicaron a revisar
y a recolectar toda pista que llevara al supuesto ladrón.
El
agente Andrés encontró un gorro y una herramienta, al instante llamó a Piche,
este le dijo que lleve todo al laboratorio para ver si encontraban las huellas
de Mateo R. a quien todos apuntaban como sospechoso del robo al banco.
Esta
robo era el 5to en 3 meses, la suma de lo robado era de $150.000, también
habían violentados 2 locales de ropa, los vecinos estaban todos asustados, ya
no sabían qué hacer.
El
ladrón fue investigado, todas las pruebas concluyeron en afirmar que sin duda
era Mateo R., lo detuvieron y estuvo preso por varios años.
“EL VALLE DE LAS MARIPOSAS”
Rosalinda
llego a un valle donde había muchas mariposas que volaban de flor en flor y
todo lo llenaban de color.
La
duendecita preguntó a una mariposa que
volaba cerca de ella.
_Esta
noche hay una fiesta, la mariposa que tenga las alas más bonitas será la reina
de todas nosotras.
Una
mariposa se acercó, abrió sus alas y orgullosa dijo:
_Mira como mis alas brillan a la luz del sol,
la elegida seré yo.
Otra
dijo:
_Seguro
que no ganarán, mis alas tienen el color del mar y reina me elegirán.
_Otra
mariposa se acercó y dijo: creo que ninguna de las dos ganará, mis alas, son
rojas como las amapolas, yo ganaré y reina seré.
Rosalinda
en silencio las escuchaba y pensaba:
_Son
preciosas, pero muy orgullosas y vanidosas.
Había
una mariposa que no decía nada, la duendecita se acercó y le preguntó:
_¿Vas
a ir a la fiesta?
_Claro
que iré pero no ganaré.
_¿Por
qué dices eso? Tus alas son muy bonitas, tienen los colores de la sencillez y
de la humildad, creo que ganarás-.
_Seguro
que no, nadie se fija en mí, pero estoy contenta y soy feliz-.
A
veces las mariposas somos las más hermosas, pero es la sencillez y la humildad
que nos hace ser hermosas de verdad.
“LA CORDERITA LOLA”
Amanecía
en la granja y como cada día el gallo Kiko despertaba a todos con su
canto:”kikirikiiii”
De
pronto la gallina tina salió corriendo y gritando: ¡ya está aquí¡ y volvió a
entrar . Todos los animales se acercaron a mirar y vieron en un rincón a la
oveja Gilda y a su lado había dos pequeños corderitos.
_Les
presento a mis bebés _dijo Gilda
_Este
es Toni -.
El
pequeño se levantó dando saltos por encima de su mamá.
_Y
esta es Lola…-
Pero
la corderita, al contrario no se podía levantar.
¡Ánimo Lola!_
dijo su mamá.
Pero
Lola no podía levantarse, había nacido con las patitas delanteras torcidas y no
se podía sostener.
Todos
estaban muy tristes por la corderita Lola
, pero en la granja se propusieron que cada día se turnarían para ayudarla a
salir adelante , no dejarían que la adversidad la venciera.
“¡La princesa Linda!”
AUTOR: FLORENCIA JUAREZ
Había una vez una princesa llamada Linda que era solidaria, buena con las
personas y muy sencilla, también le gustaba mucho ayudar a sus padres en el
reino ya que era hija única y se aburría mucho.
Un día surgió un problema y los padres de Linda se tuvieron que ir del
reino por una semana, aunque ese no era el problema, sino que Linda se tenía
que quedar a cargo mientras durara su ausencia y el ultimo día tenía que
preparar un banquete real.
Al día siguiente de la partida de
sus padres, los pobladores, como lo hacían a diario, se comenzaron a acercar
trayendo problemas para resolver. La
fila de personas era larga, un
hombre le dijo a la princesa que se le habían muerto todas sus vacas. Mientras
la princesa pensaba que podía hacer llegaron sus tres hadas y una de ellas al
irse le dejó su varita mágica. Entonces Linda la usó para hacer aparecer muchas
vacas, tantas que logró llenar el salón y le propuso al hombre que se las lleve
todas, pero el hombre le contestó que no quería todas esas vacas porque no le entraban
en su campito. Pero como Linda no sabía qué hacer con ellas, las repartió entre
las personas del pueblo y así ella pudo empezar a preparar el banquete para sus
padres.
“¡La
Visita del dragón!”
Había una vez un pastorcito llamado Manuel, todos los días llevaban a sus animales a
pasear a un valle cerca del arroyo. Después de comer y beber, él jugaba con las
ovejitas, los corderitos y los terneros.
Una tarde, recibieron una extraña
visita... un dragón verde, brillante y enorme. El dragón echaba fuego por la
boca y por la nariz, pero no era malo.
El dragón le gritó a Manuel:
_Oye muchacho quiero jugar con ustedes.
Y empezó a correr, saltar, volar y soltó fuego por la boca sin querer.
Todos se asustaron mucho, entonces salieron corriendo a esconderse en una cueva
dentro de la montaña, en la cual se encontraron con una dragona que también
sacaba fuego cuando hablaba, entonces a Manuel se le ocurrió una gran idea.
_Dragoncita, te voy a presentar a un amigo para que puedan jugar juntos.
_De acuerdo-dijo.
Entonces así todos pudieron jugar en el valle; Manuel con sus animales y
el dragón con la dragona.
“La carrera de autos”
En el pueblo se decidió realizar
una carrera de autos. Luciano pasó días acondicionando el auto de su papá. Lo
pintó, lo llenó con distintos diseños y le puso el número 20.
Cuando llegó el día de la carrera,
a la hora de la largada, todos los autos se alinearon para partir. Eran más de treinta: modernos, brillantes,
hermosos. Los motores rugían y finalmente largaron a gran velocidad desplazándose y pasándose unos a otros.
Las curvas prácticamente las tomaban en dos ruedas. Los corredores
arriesgaban, con coraje, sus vidas y sus autos.
Resbalaban en el agua, cruzaban el
barro… todo lo hacían a gran velocidad. Al llegar a un pueblo vecino, Luciano
paró para dejar cruzar a unos niños que iban a la escuela. Luego frenó porque
una gallina con sus polluelos cruzaba la ruta...y claro, perdió tiempo.
Luciano no llegó primero, pero se ganó el cariño de toda la gente. Por
eso le dieron una medalla que decía:
"A Luciano, el mejor amigo de
la ciudad".
“SER NIÑO”
Josefina y Luca estaban jugando en
la playa. Sus padres los vigilaban de cerca. Cuando se aburrieron de jugar,
empezaron a conversar bajo la sombrilla.
-Yo estoy cansada de ser
chica...y de obedecer_ dijo Josefina.
-Y yo también -agregó Luca-. Son
puras órdenes.
-Ojalá pronto sea grande-
Suspiró Josefina.
- Yo quiero ser médica-.
-Y yo, bombero- Dijo Luca.
Un nene que jugaba a pocos
metros de los niños escuchó la conversación y se acercó a ellos.
-¿Así que tú quieres ser
médica?-Le dijo a Josefina-. ¿Y no te contaron que ponen inyecciones, operan,
curan heridas y se levantan de noche para atender a los enfermos?
-Bueno, en realidad…-dijo
Josefina dudando.
-¿Y tú quieres ser bombero? Vi
en una película que andan entre el fuego y el humo, suben escaleras largas e
infinitas.
-Bueno…- dijo Luca medio
confundido.
-La verdad no lo habíamos pensado- reflexionaron ambos al unísono.
Entonces el niño los invitó a
jugar, ellos aceptaron y se fueron muy contentos porque se dieron cuenta que es
hermoso ser niño.
EL GALLO PINTOR
Autor: Florencia Lagos
Había
una vez un gallo, llamado Juan, que le gustaba pintar retratos.
Un
día sus dos mejores amigos, la vaca “MU” y el conejo “SAMMY”, querían que los
pintara pero él, solo quería pintar paisajes. Entonces la Señora MU y SAMMY se enojaron con su
amigo. A Juan no le importó y siguió pintando.
Al
día siguiente el gallo se encontraba
solo, pero sus amigos no iban a visitarlo, entonces para sentirse bien, decidió
retratar a sus amigos, pero ahora ellos no lo deseaban.
Sus
amigos no querían ser pintados, en cambio querían divertirse y jugar con Juan.
Juan
les dijo:- Hola amigos quiero remediar mi negativa de ayer ya que hoy sí tengo
ganas de pintarlos.-
Y
Sammy le dijo:- Hoy no queremos, tenemos ganas de jugar.-
Juan
dijo:- Pero ustedes querían que los
pintara ayer.-
Y la
Señora Mu dijo:- Eso fue ayer,
hoy queremos jugar-
Entonces
Juan muy enojado decidió irse a pintar paisajes a otro lado, pensando que sus
amigos lo seguirían, pero no fue así. Sus amigos estaban muy enojados con él.
Pasaron
los días y el gallo observó que sus amigos no iban a visitarlo, se puso a
pensar y se dio cuenta que era mejor pedirles disculpas. Y así fue. Al día
siguiente fue a buscarlos hasta el lugar donde ellos se juntaban a jugar y les
dijo:- Señora Mu y Sammy, ¿Me podrían perdonar? No fui un buen amigo, lo
reconozco.
Y la
Señora Mu y Sammy dijeron:- Sí, Juan, aceptamos tus disculpas. Para eso estamos
los amigos, para comprendernos y perdonarnos cuando resulta necesario.
Desde
ese día Juan siempre retrata a sus amigos, cuando ellos lo desean. Así todos
viven felices, siempre.
“La
campesina y el diablo”.
Había
una vez una simpática campesina, la que todo el mundo conocía por su aguda
inteligencia y su capacidad para sacar ventaja de toda situación. Muchas son
las historias que cuentan de ella, pero ninguna hay, como aquella que logró
burlar al mismo diablo.
Una
tarde, mientras admiraba con orgullo el trabajo del día, se dio cuenta que en
una de sus tierras, había un extraño resplandor. Al acercarse al lugar descubrió a un pequeño diablo, con el que
comenzó a entablar esta conversación:
-¿Qué
estás guardando debajo de ti? ¿Se trata de algún tesoro?
-No
debería decírtelo, pero estás en lo cierto, guardo el más grande tesoro que
puedas imaginar.-
-Siendo
así, ese tesoro es mío, puesto que está dentro de mis tierras.-
-Será
tuyo, siempre y cuando me des la mitad de los frutos de esta tierra durante 2
años.-
-No
hay problema, pero para evitarnos
malentendidos, yo me quedaré con la parte de arriba y tú con la de
abajo.-
El
incauto diablillo aceptó encantado el trato, sin saber que la campesina había
plantado remolachas, cuyas hojas a la hora de la cosecha están secas y
amarrillas. Al ver que su trozo de terreno no tenía nada que cosechar, se fue
muy enfadado, pidiéndole a la campesina el cambio de la tierra.
En
esta ocasión la campesina sembró un hermoso trigo, que segó antes de que
llevara el diablo. Cuando este llegó y no vio nada más que la tierra vacía, se
marchó muy enfadado, para no volver jamás.
Así
fue la campesina se hizo con el tesoro, sin pagar nada a cambio.
“ GIGANTE REALISTA”
— ¿Te has
dado cuenta, mamá? El sol va a salir, eso significa que mi amiga Marita me va a
visitar. ¡Es tan alegre! Cuando viene a casa pareciera que el sol viene con
ella.
La mamá,
conociendo la razón por la cual su hija Lucecita no podía ser como Marita, le
dijo:
— Yo pienso
que eso será porque Marita no sabe mentir. ¿Sabes? Cuando se le mira a la
mentira ésta viene sólo con la intención de oscurecer a quien le da
importancia, porque como es muy fea así nomás no se deja ver; entonces, la luz
que todo lo ve, como no soporta a la mentira, se retira del corazón que no sabe
apreciarla. Y esto es lo que te ha sucedido a ti porque a veces mientes, ¿o
acaso no es así?
— ¡Ah!, yo no
quisiera que se vaya mi luz, ya no voy a mentir, mamá.
— Está bien,
ojalá sea así, hijita.
Y, mirando el
reloj, le dijo:
— Ya son las 5
de la tarde, te toca tu remedio.
— ¡Ah!, mi
remedio –dijo Lucecita–, ese remedio no me gusta.
— Pero tienes
que tomarlo, hija, sino no vas a sanar de tu resfriado, ve y tráemelo.
Lucecita,
mientras se dirigía al lugar donde se hallaba el remedio, pensó:
— ¿Y si lo
escondo? Así me libraría de él y mi mamá pensará que se ha perdido. Pero si
vuelvo a mentir, quien sabe venga la oscuridad a mi corazón. ¡Ah!, pero no me
gusta el remedio.
— Mamá –le
dijo–, no encuentro el remedio, parece que se ha perdido porque lo he buscado
por todos lados y no está.
La mamá,
conociendo que Lucecita había vuelto a mentir, le dijo:
— Tus ojos
están caídos y tristes, ¿por qué será?
— No lo sé
–le dijo Lucecita.
— Yo sé que
has vuelto a mentir. ¡Qué pena!, porque si sigues así, la alegría que todavía
se asoma por tu mirada ya no te volverá a sonreir.
Lucecita, al
ver que su mamá la había descubierto, se dijo:
— Parece que
a mi mamá no le puedo mentir, porque por más que me esfuerzo en ocultarle las
cosas, ella, como adivina, todo me descubre. Qué vergüenza siento. Ahora,
¿qué le diré? Bueno, lo único que me queda es traer el remedio y hacerle caso.
Y así lo
hizo.
La mamá,
bastante triste por lo que le estaba sucediendo a su hija, le dijo:
— Lucecita,
veo que la mentira ha empezado a crecer en tu corazón como un gigante egoísta,
que no le interesa nada más que salir con su gusto. Fíjate, tú recién tienes 7
años, cuando seas mayor cómo será ese gigante, y si no encuentras la solución
para sacarlo de tu corazón quien sabe ya no lo sacarás nunca, porque será de
repente más astuto que tú. Mira, si así nomás cómo te tiene, por su culpa la
luz que te hacía brillar, al ver que su cabeza fea empezaba ya asomarse por la
ventana de tu corazón, salió corriendo. ¿Y sabes por qué? Porque fuiste tú la
que permitiste eso, y eso a la luz no le gustó.-
— ¡Qué pena,
mamá! Y tienes razón, pero cómo haré para que el gigante de la mentira no siga
creciendo, para que no me rinda ante sus pies.-
— Bueno –le
dijo la mamá–, dale la espalda, porque si sigues así te irá quitando la fuerza
de tu espíritu que ahora todavía llevas, porque lo único que quiere es
debilitarte día a día, porque él sabe que así te manejará a su antojo. Y es
más, terminará por encarcelarte, y si esto te sucede va a ser muy triste para
ti, porque te hará vivir el resto de tus días encerrada y terminarás por
parecerte a él. ¿Eso quieres?
— No, mamá,
ahora me estoy imaginando que debe ser horrorosamente feo.
— Qué bien,
hija, entonces, síguete imaginando, porque todavía muestras un rostro bonito,
porque eres pequeña, y como la luz sabe que todo lo haces con inocencia se
compadece de ti, y por momentos regresa y se vuelve a quedar contigo.
— Entonces,
la inocencia es buena.
— Así es –le
dijo la mamá–, es muy buena, linda y pura, y habita en los corazones de todos
los niños. Pero bueno, ¿qué has pensado hacer? Dime, porque todavía estás a
tiempo para librarte del gigante.
Lucecita le
dijo:
— No lo sé
todavía. ¿Qué me aconsejas, mamá?-
— Te aconsejo
que mires al cielo y le pidas a Dios que te mande sus fuerzas.-
— Pero, ¿tú
crees mamá que Dios me querrá escuchar? Como Él lo ve todo sabe que he mentido
muchas veces.-
— Dios es
infinitamente bueno –le dijo la mamá–, te va a escuchar, sólo quiere que lo
busques con arrepentimiento de corazón y vas a ver cómo va a compartir sus
fuerzas contigo.-
Lucecita,
después que escuchó a su mamá, hizo exactamente lo que le aconsejó, y mirando
al cielo con el corazón ya arrepentido, dirigiéndose a Él, le dijo:
— Dios mío,
Tú lo sabes todo, y sabes que he mentido muchas veces, pero ya no deseo seguir
mintiendo, ayúdame por favor, porque no quisiera que el gigante de la mentira
me atrape, porque es tan malo que seguramente no va a querer parar hasta
dejarme sin vida. Y yo quiero vivir alegre y feliz como mi mamá y toda mi
familia.-
Y mientras
oraba, a Lucecita le pareció ver que el cielo se iluminaba con el mismo
resplandor, como era antes cuando todavía no conocía a la mentira. Entonces,
comenzó a apreciar con más alegría al sol, a los árboles, a las flores y a todas
las personas.
La mamá, al
ver a Lucecita que se encontraba nuevamente alegre y radiante, se dio cuenta
que Lucecita había aprendido una gran lección.
— Qué bien,
Lucecita, veo que ahora la luz de Dios siempre te acompañará a donde vayas; por
lo tanto, ya no existirá nada que te haga caer desde el lugar donde ahora te
encuentras, porque con la sonrisa que llevas, hace que yo te vea como si
estuvieses viviendo en el mismo cielo.-
Y abrazándola
con mucho amor, le volvió a decir:
— Mañana
seguimos conversando porque ya es hora de dormir. Que Dios te bendiga, hijita.-
— Y a ti también,
mamá, –le dijo Lucecita
“Rosalinda”
Autores: Florencia Lagos
y Nahuel Stark.
Había
una vez un bosque, que se llamaba BOSQUE DE
LA LUZ, en él vivían duendecillos que habían nacido de las flores, sus alas
tenían el mismo color que la flor de la que habían nacido.
Una
rosa blanca estaba a punto de abrirse, todos la miraban y curiosos se
preguntaban:
-¿Qué será lo que nacerá?
-¿Será un duendecillo?
-¿Será una duendecilla?
-¿Qué será lo que nacerá?
-¿Será un duendecillo?
-¿Será una duendecilla?
Estaban tan
distraídos mirando la rosa que no se dieron cuenta de que el cielo se había
cubierto de nubes muy negras y empezó a llover, tan fuerte llovía, que la
lluvia arrancó la flor y la arrastró hacia el río.
-¡Tenemos que
tomarla!
La rosa iba
muy deprisa por las aguas del río, y no pudieron alcanzarla por más que lo
intentaron.
Todos se
quedaron muy tristes, y decían:
-Esperamos
que algún día, el duendecillo o duendecilla que esté dentro de la rosa, pueda
encontrar el bosque de la luz.
La rosa
blanca estuvo mucho tiempo en las aguas del río, hasta que un día quedó
enganchada en unos juncos.
El hada de
las flores, estaba en la orilla peinando sus cabellos, y vio la rosa.
¡Que rosa más
bonita!, la recogeré y en mi pelo la pondré.
Cuando fue a
tomarla la rosa se abrió y de ella nació una duendecilla muy hermosa, sus alas
eran blancas y luminosas, como la rosa.
El hada de
las flores sonriendo le dijo:
-Ya has
nacido y Rosalinda te llamarás, el bosque de la Luz tendrás que encontrar, pues
allí está tu felicidad.
-Y ¿cómo lo
encontraré?
-Ayudando a
los demás, el camino encontrarás
-Y ¿cómo
sabré que lo he encontrado?
-Cuando tus
alas cambien de color al bosque de la Luz habrás llegado
¡Te deseo
mucha suerte duendecillo!
Rosalinda se despidió
del hada de las flores, y empezó a caminar porque el bosque de la Luz tenía que
encontrar.
“SER ADMIRADO POR SIEMPRE”
El público estaba horrorizado por lo
que acababan de encontrar en el baño de hombres del teatro de ópera McPellier,
un caballero estrangulado y sin sus ojos, se los habían robado. La policía
estaba desconcertada y muy afligida, este asesino ya llevaba más de 15 víctimas
y nadie había podido verlo.
Tenía el mismo modus operandi, asesinaba mujeres y hombres de distintas edades
estrangulándolos con un cinturón y luego les sacaba los ojos. Eso hizo pensar a
los detectives que el sujeto era hombre de unos 25 a 30 años y que podría ser
doctor, puesto que las incisiones que realizaba en la zona ocular eran
perfectas.
Llevaron el cadáver al hospital de Illinois y el médico forense Johan Strauss junto al estudiante Brandon Varkatzas se pusieron a investigar lo ocurrido.
-Bien, Brandon-le dijo el doctor Johan-Cuando observas este cuerpo, ¿qué es lo que ves?
Brandon miró detenidamente, pensando paso a paso y revisando el cuerpo con su mirada hasta que levantó sus cejas y el doctor Johan sonrió.
-¿Hallaste la falla?
-No tiene hematomas-respondió Brandon-como si no lo hubieran golpeado antes de matarlo.
-Exacto, eso quiere decir que el asesino gana su confianza para luego atacarlos por la espalda-el doctor Johan respiró y se secó la frente con un pañuelo-. Maldito hijo de perra.
Brandon movió sin querer su hombro derecho y se puso a sudar helado, sus manos le empezaron a tiritar y su piel se tornó pálida. El doctor Johan le recomendó que fuera al baño a recomponerse y así lo hizo. Se lavó el rostro y luego vomitó. No sabía que le pasaba y cuando pensó que se había recuperado sintió un dolor de cabeza que pensó que se iba a morir.
-¡Mierda!-gritaba de dolor Brandon sujetándose la cabeza con sus dos manos, pensó que iba a morir hasta que fue al rescate el doctor Johan que le dio una pastilla calmándole el dolor.
-Últimamente has sentido mucho dolor de cabeza-le dijo preocupado el doctor.
-Sí, creo que es por el estrés.
-Entonces te doy el día libre, anda a descansar-le respondió el doctor con una sonrisa en su rostro y golpeándole la espalda con cariño.
-Gracias, doctor Strauss
Brandon iba manejando y encendió la radio escuchando la noticia del “Asesino Ocular” como muchos periodistas lo habían nombrado. Suspiró y luego cerró los ojos por un momento para relajarse. Llegó a su casa, entró con una bolsa café.
Se sentó en su sillón y luego sacó un frasco de la bolsa, la miró cautelosamente y su celular sonó:
-Diga.
-¿Hablo con Brandon Varkatzas?-.
-Sí, con él ¿quién es?
-Del Departamento de policía de Illinois, llamo para decirle que el doctor Johan Strauss está muerto.
Brandon no lo podía creer, Johan murió y lo había visto hace no más de tres horas atrás.
-¿Qué le pasó?-preguntó
-Bueno, solo por ser que usted trabajaba con él, parece que fue víctima del “Asesino Ocular”.
Brandon colgó y se puso a llorar y de la nada sintió el dolor de cabeza y recordó algo que lo dejó traumado, esa memoria vino cuando el doctor Johan le dio la pastilla para el dolor de cabeza.
-Entonces te doy el día libre, anda a descansar-le respondió el doctor con una sonrisa en su rostro y golpeándole la espalda con cariño.
-Gracias, doctor Strauss
Brandon se iba, cuando se sacó el cinturón del pantalón y agarró con fuerza el cuello del doctor. Este luchó, no pudo respirar y lo último que dijo fue “¿por qué, Brandon?”.
El doctor Johan cayó sin vida al suelo y Brandon agarró un cuchillo de la mesa de operación y con mucho cuidado le arrancó los ojos y los puso adentro de un frasco con un líquido especial para conservarlos.
-Porque necesito que me admiren-respondió en un susurro Brandon.
Brandon estaba en su casa cuando recordó todo y vio el frasco con los ojos del doctor Johan Strauss. Sintió culpa y lloró un poco, mientras se dirigía al refrigerador, donde los guardaría junto a los restos de sus otras víctimas.
Ahora eran 17 ojos que lo observaban y Brandon lloraba, pero de alegría. Su dolor de cabeza iba desapareciendo de a poco, ya no sentía tanto sufrimiento y su objetivo se estaba cumpliendo: era observado y podía ser observado durante las 24 horas del día y los 365 días del año.
-¡Admírenme!-gritaba Brandon mientras sudaba-¡Admírenme!
Brandon por fin logró lo que siempre quiso, ser por siempre admirado.
Llevaron el cadáver al hospital de Illinois y el médico forense Johan Strauss junto al estudiante Brandon Varkatzas se pusieron a investigar lo ocurrido.
-Bien, Brandon-le dijo el doctor Johan-Cuando observas este cuerpo, ¿qué es lo que ves?
Brandon miró detenidamente, pensando paso a paso y revisando el cuerpo con su mirada hasta que levantó sus cejas y el doctor Johan sonrió.
-¿Hallaste la falla?
-No tiene hematomas-respondió Brandon-como si no lo hubieran golpeado antes de matarlo.
-Exacto, eso quiere decir que el asesino gana su confianza para luego atacarlos por la espalda-el doctor Johan respiró y se secó la frente con un pañuelo-. Maldito hijo de perra.
Brandon movió sin querer su hombro derecho y se puso a sudar helado, sus manos le empezaron a tiritar y su piel se tornó pálida. El doctor Johan le recomendó que fuera al baño a recomponerse y así lo hizo. Se lavó el rostro y luego vomitó. No sabía que le pasaba y cuando pensó que se había recuperado sintió un dolor de cabeza que pensó que se iba a morir.
-¡Mierda!-gritaba de dolor Brandon sujetándose la cabeza con sus dos manos, pensó que iba a morir hasta que fue al rescate el doctor Johan que le dio una pastilla calmándole el dolor.
-Últimamente has sentido mucho dolor de cabeza-le dijo preocupado el doctor.
-Sí, creo que es por el estrés.
-Entonces te doy el día libre, anda a descansar-le respondió el doctor con una sonrisa en su rostro y golpeándole la espalda con cariño.
-Gracias, doctor Strauss
Brandon iba manejando y encendió la radio escuchando la noticia del “Asesino Ocular” como muchos periodistas lo habían nombrado. Suspiró y luego cerró los ojos por un momento para relajarse. Llegó a su casa, entró con una bolsa café.
Se sentó en su sillón y luego sacó un frasco de la bolsa, la miró cautelosamente y su celular sonó:
-Diga.
-¿Hablo con Brandon Varkatzas?-.
-Sí, con él ¿quién es?
-Del Departamento de policía de Illinois, llamo para decirle que el doctor Johan Strauss está muerto.
Brandon no lo podía creer, Johan murió y lo había visto hace no más de tres horas atrás.
-¿Qué le pasó?-preguntó
-Bueno, solo por ser que usted trabajaba con él, parece que fue víctima del “Asesino Ocular”.
Brandon colgó y se puso a llorar y de la nada sintió el dolor de cabeza y recordó algo que lo dejó traumado, esa memoria vino cuando el doctor Johan le dio la pastilla para el dolor de cabeza.
-Entonces te doy el día libre, anda a descansar-le respondió el doctor con una sonrisa en su rostro y golpeándole la espalda con cariño.
-Gracias, doctor Strauss
Brandon se iba, cuando se sacó el cinturón del pantalón y agarró con fuerza el cuello del doctor. Este luchó, no pudo respirar y lo último que dijo fue “¿por qué, Brandon?”.
El doctor Johan cayó sin vida al suelo y Brandon agarró un cuchillo de la mesa de operación y con mucho cuidado le arrancó los ojos y los puso adentro de un frasco con un líquido especial para conservarlos.
-Porque necesito que me admiren-respondió en un susurro Brandon.
Brandon estaba en su casa cuando recordó todo y vio el frasco con los ojos del doctor Johan Strauss. Sintió culpa y lloró un poco, mientras se dirigía al refrigerador, donde los guardaría junto a los restos de sus otras víctimas.
Ahora eran 17 ojos que lo observaban y Brandon lloraba, pero de alegría. Su dolor de cabeza iba desapareciendo de a poco, ya no sentía tanto sufrimiento y su objetivo se estaba cumpliendo: era observado y podía ser observado durante las 24 horas del día y los 365 días del año.
-¡Admírenme!-gritaba Brandon mientras sudaba-¡Admírenme!
Brandon por fin logró lo que siempre quiso, ser por siempre admirado.
“La carta perdida”.
En
una habitación se encontraban el detective Héctor y su asistente Jon. Ellos estaban jugando al poker. De
repente el celular empezó a sonar, Jon atendió y era el oficial:- Buen día señor
Jon, le quería avisar que han robado una
carta muy importante, pero no tenemos sospechosos.-
Jon
respondió:- Hola oficial ¿cómo que han robado una carta? ¿Dónde la vieron por
última vez?:-
El
oficial dijo:- Ahora salgo para allá para contarle con detalles:-
Entonces
Jon y el detective Héctor esperaron al oficial que cuando llegó, les contó:
-La
última vez que la vi estaba con Marcos, tocaron el timbre y salí para ver quién
era. Enseguida vi una caja toda cubierta con un papel negro, decía: Para el oficial,
de alguien muy cercano- Tomé la caja y luego entré a mi
casa, mi amigo me preguntó ¿quién era? Y yo dije: No sé, no había nadie. Abrí
la caja y encontré una nota, la cual decía ve a la 23 y Brotwuey o alguna calle
que vos quieras.-
Mientras tanto, supongo que el extraño se dirigió ahí, se encontró con
un hombre… Cuando llegamos al lugar, éste nos dijo: “vuelvan ahora a su casa”.
Al volver, encontramos una nota bajo la puerta, la cual decía:
Mmm
¿No le falta nada?
Entonces lo primero que se nos vino a la cabeza
fue la carta, muy preocupados, nos dirigimos a la oficina, revisamos el
escritorio y no la encontramos. Por eso
estoy aquí, para preguntarles si me podrían ayudar a encontrarla.
El detective con su ayudante se dirigieron primero a la casa del
oficial. Preguntaron a vecinos si no habían visto algún
movimiento raro entre ellos, los vecinos
confesaron que no, pero les informaron que
hacía poco se había mudado una familia a media cuadra de ahí a quién decidieron
visitar. Al ingresar a la casa se sintió una sensación rara, como nervios o
tensión entre ellos. Esto nos pareció un poco extraño, la familia estaba compuesta por cinco personas mayores.
María, la madre de 49, una mujer enfermiza de
la que menos se podría sospechar.
Pedro, el padre de 63 años, un hombre serio,
muy cerrado.
Anahí, la hermana mayor de 21 años, abogada, y
muy agradable.
Juan y Tiago, hermanos gemelos de 19 años, muy
parecidos a su padre, muy nerviosos, nunca se separaban, y parecían ocultar
algo.
Al retirarse fueron al lugar donde él había
encontrado la caja. Había pisadas marcadas, parecían tener una mezcla de brea y
arena. El detective tomó una muestra y la guardó para
poder luego analizarla. Al ingresar a la oficina de su casa, vieron muchos
cuadros y empezaron a preguntarle quiénes eran.
En uno de los cuadros más grandes visualizaron
la foto de un hombre muy parecido a Pedro, entonces le preguntaron: ¿quién es él? el detective
respondió: -Era un compañero, un casi hermano de secundaria, pero ahora ya no
lo veo hace mucho, tuvimos una pelea la última vez que nos encontramos.- Esto
les extrañó muchísimo, porque tener en un marco la fotografía de un muchacho
con el que estaba peleado… Le preguntaron si sabía dónde vivía.
El oficial le respondió que no. Dicho esto se retiraron.
Al día siguiente su ayudante le preguntó que tenía en mente y este le dijo que no había que hacer hasta que tengan los
resultados de la mezcla de brea y arena.
El oficial se enojó, y propuso poner
recompensa para quien encontrara la carta. Esto levantó sospechas… ¿Tan
importante era la carta como para poner recompensa de $2000?,¿por un trozo de
papel?
Al llegar a la casa del detective, éste le
preguntó a su ayudante:
- Jon lo he visto muy callado durante el viaje ¿Le
ocurre algo?
Éste le responde:
-No, estoy bien, pero
pensaba en la carta perdida.-
-Sí, es una situación muy
rara. Sin embargo ¿Qué piensa sobre este caso?-Responde el detective.
- Me parece que el oficial debe estar muy
preocupado por la recompensa, es una cantidad muy grande la que ofrece.- dijo
el ayudante.
Luego de unos segundos de silencio, el
detective reflexionó: Lo tengo, el oficial debe estar muy necesitado de dinero.
Es cierto, agregó Jon, por lo tanto él pudo haber
inventado todo un caso como este -pero él nos
confesó lo que ocurrió _- dijo Jon, pero pudo haberlo inventado por lo tanto
algún amigo tiene la carta, el nuevo vecino.
Así es, un plan ingenioso. Por lo tanto la carta la tiene la familia
nueva de la cuidad, ¿vio usted Jon el retrato de oficina del oficial?
-Sí, por supuesto,¡ el del compañero de
secundaria!.-
-¡Exactamente!- dijo el detective, es el señor
Pedro, nunca se pelearon, ni hubo ninguna discusión entre ellos. Nuestro amigo,
el detective, planea ofrecer una recompensa, por lo tanto el oficial esconde en
su casa la carta, para que nosotros investiguemos y arrestemos o encontremos
culpable a la familia de Pedro.
Esa misma noche el detective fue a la casa de Pedro y les preguntó si alguna vez, desde
que llegaron, les entraron a la casa , Anahí respondió que una noche sintió
ruidos en la sala, pero no le dio importancia, entonces se dirigieron allí y
empezaron a buscar dentro de los muebles. Ya estaban por rendirse, pero pensaron
un rato, mirando el piso de madera, observan una grieta, la miran por un
momento, luego piden un cuchillo y abren, pues ahí estaba la carta que se había
perdido.
“Un sueño no hecho realidad”
Autor: Ramiro Núñez
En una villa vivía un chico de clase social muy
baja, su sueño era jugar fútbol como un profesional, pero su familia no tenía
los recursos suficientes para mandarlo a una academia de fútbol.
En
la escuela sus compañeros se reían de su condición económica y decidió por un
tiempo ausentarse de la institución educativa.
En
el transcurso de esos días trabajó con su padre para llevar alimentos al hogar.
Luego de realizar este tipo de tareas creyó conveniente dejar el establecimiento escolar y ayudar a
su padre ya que veía un resultado más cercano.
Con
el paso de tiempo se dio cuenta de que la escuela era lo que podía llegar a
salvarlo de su vida con escasos recursos. Comenzó a estudiar de los cuadernos
de sus hermanitos pequeños y así finalizó sus
estudios con la idea de profesionalizarse y cumplir el sueño que tanto
anhelaba.
“Algo inesperado”
Había
una vez una chica que vivía en un campo muy extraño, todos los días ella
escuchaba ruidos pero su papá le decía que eran animales que andaban por ahí.
Se
encontró con un árbol lleno de hadas que llevaban y traían hojas, otras hadas
paseaban con otros animales.
La
niña se quedó asombrada y salió corriendo a contarle a su papá, pero no lo hizo.
Todos
los días a diario ella visitaba a las hadas pero no contó a nadie lo que había
descubierto. Al cabo de unos meses una de esas hadas fue hasta la casa y le
concedió un deseo a modo de agradecerle, por haber guardado un secreto.
“Cargo de conciencia”
En un pueblo alejado de una ciudad de China se
encontraban dos amigos jugando a los
videojuegos en la casa de su tío Manuel que estaba de vacaciones.
Una
noche de mucha tormenta los chicos quedaron sin luz, como estaban acostumbrados
en esa zona.
Luego
de 30 minutos se sintió un ruido en el altillo, los niños subieron y uno de
ellos cayó al piso sin saber por qué causa. Juan, el amigo corrió por una
linterna y cuando regresó encontró a Pedro con un puñal en la espalda, al cabo
de unos minutos llamó a la familia de su compañero, nadie creyó en su
inocencia.
Cansado
de las acusaciones, ya que nadie confiaba en su palabra, se entregó a la
policía como único culpable del hecho. De esta manera se refugió en su
conciencia, que lo dejaría dormir en paz con la certeza de que comenzarían a
buscar al verdadero culpable.
“Hecho realidad”
Una
vez, en un baldío una pequeña niña encontró una semilla, que según ella y su
abuelita, era de zapallo.
Durante
11 años ella regó y cuidó de su zapallo hasta que se convirtió en una gran
calabaza imposible de pesar.
El
24 de abril ella cumpliría sus 15 años, su abuelita no tenía el dinero
suficiente para festejar su fiesta de cumpleaños. La niña creía mucho en su
verdura, porque pensaba que había llegado a su vida con algún fin. La noche
anterior al cumpleaños de Micaela, su abuelita le rezó a la calabaza pidiéndole
un maravilloso día para su nieta.
Al
día siguiente cuando la niña despertó se sintió asombrada al ver el carrusel
que la estaba esperando fuera de su casa. El carruaje tenía las características
de su calabaza, junto a él se encontraba un hada que luego de saludarla le
habló sobre el regalo que tenía para ella.
El
hada le concedería todos los deseos que ella anhelaba, así el 24 de abril fue
un día maravilloso.
“Tiro al blanco”
Caminando
a casa de su abuelo, un joven llamado Juan, cruzaba por un baldío vacío y sin
luces.
Su
abuelo vivía en el barrio ubicado enfrente del campito. Un día cuando cruzaba
en el centro del terreno oyó disparos y se tiró al piso. Luego de unos segundos
cuando ya no escuchó ningún sonido se levantó y salió caminando, pero
sorpresivamente un individuo salió detrás de un árbol y lo mató.
Dicha
persona huyó y Juan quedó sin vida. Con el transcurso de las horas el abuelo
Martín junto con las personas del barrio dedujeron que el caso de su nieto, era
uno más que se agregaba a la lista de los cinco de la semana anterior.
Martin
volvió a su casa gritando y repitiendo “un niño muerto, otro caso que queda sin
resolver”.
“El dinero no es todo”
En
todas las ciudades se encuentran
familias adineradas, con el pensamiento de que todo se compra con plata.
Un
día el hijo menor de una familia de apellido Farías tuvo un accidente de
tránsito tras manejar un automóvil de alta gama, con tan sólo 14 años.
Luego
de la llegada de los padres al hospital se escucharon sus gritos:” Salven a mi
hijo cueste la plata que cueste”, pero tras una semana de internación el niño
Francisco fallece ya que había perdido mucha sangre y los esfuerzos por
salvarlo fueron inútiles.
Así
estos padres entendieron la lección, porque se dieron cuenta que no todo en la
vida se arregla con dinero. Decidieron crear una fundación con el nombre de su
hijo ofreciendo ayuda a las familias con escasos recursos económicos.
“Caco Malako”
Autor:
Tatiana González
El Caco Malako
era todo un experto en el arte de robar. Nada se le resistía, y era tan bueno
en su oficio, que jamás lo habían capturado. Su tranquila vida, se truncó un
buen día, cuando una noche, descubrió que alguien había entrado a su casa.
Muy a su pesar,
decidió buscar ayuda de la policía, para encontrar al valiente, que había sido
capaz de robarle en su propia casa.
Desde ese día,
comenzó a sospechar de todos los vecinos, los cuales, quizá enterados de sus
sospechas respecto de los robos, habían decidido vengarse. Pero nada pasó en
unos cuantos días, así que Malako, pensó que no volvería a repetirse.
Por desgracia
para el Caco, volvieron a robarle, ayudados por la oscuridad de la noche. Sin
otra solución, tuvo que regresar a la policía, que ante su tozudez, le instaló
en su casa una cámara de video, para lograr identificar al ladrón, en el
caso que volviera de nuevo a su hogar.
Suceso que
nuevamente ocurrió unas noches después. Pero gracias a la cámara, la policía
pudo averiguar quién era el culpable y avisó a nuestro Caco, para que
identificara a su ladrón. Cuando el video comenzó a funcionar, Caco Malako, se
quedó muy sorprendido, el ladrón de su casa, era él mismo. Algunas noches, se
levantaba sonámbulo y escondía todos los objetos de su casa, junto a los que había
ido sisando a lo largo del tiempo.
“La Hamburguesa”.
En "La Paisa", que es un lugar
donde guardan comidas, un día robaron la hamburguesa que estaba mordida por
María Elena Walsh.
El detective
Lechuga salió a investigar, él decía que los sospechosos eran Mayonesa y Queso.
Cuando llegó a la calle Bartolomé Mitre se dio cuenta de que había llegado al
lugar cuestionado, entró y recorrió la tienda y encontró guantes de color
jamón. Le avisó al dueño de la hamburguesa, pero cuando salió a la calle quedó
encerrado. Las preguntas son ¿quién lo encerró? ¿por qué? ¿será el mismo que
robó la hamburguesa?...
Una sola respuesta aclara esta situación: Seguro
que fue Jamón, el ladrón más buscado, decían los vecinos, él siempre estuvo en
contra de todos, pero el detective logró atraparlo sin saber que él había
escondido la hamburguesa y que iba a matarlo.
Efectivamente, Jamón
logró matarlo, se dice que Lechuga desde más allá aún sigue buscando la
hamburguesa, y que logró tomar venganza, entonces todos los días se escuchan
los gritos de Lechuga y Jamón peleándose.
“ La Nuez”
Un día, mientras la pequeña María daba un
agradable paseo por el bosque, descubrió una preciosa nuez de oro, a un lado
del camino-
Justo cuando se
disponía a guardarla en su bolsillo, alguien dijo a su espalda:
-Siento
comunicarte, que esa nuez que portas en tu mano es mía.-
Al escuchar
estas palabras, María se dio vuelta para conocer, al que decía ser el dueño de
la nuez. Cuando lo hizo, se topó con un personaje bastante extraño, de un
tamaño bastante más pequeño que el suyo, que iba vestido con unos llamativos
ropajes de color rojo y un gorro con forma apuntada.
-Siento haberte
asustado pequeña humana. Soy el Duendecillo de la Floresta y en cuanto me
devuelvas lo que me pertenece, dejaré de molestarte.-
-Si es tuya,
segura sabrás cuantos son los pliegues de su corteza. Solo te la devolveré si
aciertas el número exacto, si fallas aunque sea por uno solo, me la quedaré
para mí y la usaré para comprarles ropa a los niños pobres del pueblo.-
-No hay
problema, la nuez tiene mil ciento un pliegues.-
Cuando la niña
vio que estaba en lo cierto, le devolvió con mucha pena la nuez.
-Puedes
quedártela- dijo el duendecillo- ya que tus propósitos con ella son nobles. De
ahora en adelante, pídele a la nuez lo que desees y ella te lo concederá.-
Sin saber cómo,
la pequeña nuez de oro, se encargaba de darle ropa y comida a todo el que lo necesitaba.
Desde entonces, la niña fue conocida en todos los confines como María, la Nuez
de Oro.
“ El Campesino.”
Había una vez un simpático campesino, al que
todo el mundo conocía por su aguda inteligencia y su capacidad para sacar
ventaja de toda situación. Muchas son las historias que cuentan de él, pero
ninguna hay, como aquella en la que consiguió burlar al mismo diablo. Una
tarde, mientras admiraba con orgullo el trabajo de día, se dio cuenta de que en
una de sus tierras, había un extraño resplandor. Al acercarse al lugar,
descubrió a un pequeño diablillo, con el que comenzó a entablar esta
conversación:
-¿Qué estás
guardando bajo debajo de ti? ¿Se trata de algún tesoro?
-No debería
decírtelo, pero estás en lo cierto, guardo el más grande tesoro que puedas
imaginar.
-Siendo así, ese
tesoro es mío, puesto que está dentro de mis tierras.
-Será tuyo,
siempre y cuando me des la mitad de los frutos de estas tierras durante 2 años.
-No hay
problema, pero para evitarnos malentendidos, yo me quedaré con la parte de
arriba y tú con la de abajo.
El incauto
diablillo aceptó encantado el trato, sin saber que el campesino había plantado
remolachas, cuyas hojas a la hora de la cosecha están secas y amarillas. Al ver
que su trozo de terreno no tenía nada que cosechar, se fue muy enfadado,
pidiéndole al campesino el cambio de la tierra.
En esta ocasión
el campesino sembró un hermoso trigo, que segó antes de que llegara el diablo.
Cuando este llegó y no vio nada más que la tierra vacía, se marchó muy
enfadado, para no volver jamás.
Así fue como el
campesino se hizo con el tesoro, sin pagar nada a cambio.
“La sirena Marian”
Érase una vez un marinero llamado Derec. El
joven, una noche mientras recogía la red de pescar, vio una cola muy grande
salir del agua, pensaba que una cola tan grande no podía ser de un pez pero si
podía ser de una sirena aunque no lo creía porque pensaba que solo era una
leyenda de marineros. Lo que él no sabía que era de verdad lo que contaban, la
sirena se llamaba Marian, pero todos le llamaban Mar, le gustaba subir a la
superficie a tocar el arpa y cantar.
Derec se despertó por la noche porque no podía
dormir y escuchó a alguien cantar, intrigado tomó una barca y fue hasta donde
se oía el ruido, y allí vio a Mar, la sirena le dijo que no gritara y en cuanto
se miraron se enamoraron, pero su amor era imposible.
Quedaron en que
todas las noches se verían en ese mismo sitio a cambio de que no dijera nada a
nadie, la sirena no podía dejar de pensar en él todos los días. Una noche le
dijo el marinero que conocía a una hechicera que podría convertirlo en sirena .
Cuando sucedió todo el mundo se preguntaba quién era, se casaron y tuvieron un
hijo que le pusieron de nombre Ulises.
Una noche cuando
tenía que subir para gritar el viento que su amor estaba en el mar no pudo
lograrlo porque un barco pasaba y murió. Mar sabía que algo le había pasado y
se sentó donde siempre se reunían con el bebé en los brazos, gritando ¿dónde
estará mi amor?
“Zapaquilda”
En un reino muy, muy lejano, vivía un
inteligente y virtuoso príncipe, al que todos los súbditos miraban con
admiración. Todas las muchachas del reino, suspiraban por ser elegidas por él,
para convertirse en su esposa. Pero su príncipe no parecía estar interesado en
ninguna de ellas. Él sólo mostraba
verdadero interés, por juguetear con su gatita Zapaquilda. Durante uno de estos
juegos, exclamó:
-Oh pequeña y
bella gatita, si en lugar de animal fueras persona, no dudaría en casarme
contigo.
El Hada de los
Imposibles, siempre atenta a cualquier tipo de deseo, le dijo:
-Ya que tanto lo
deseas, haré realidad tu sueño.
Al mirar hacia
un lugar en el que estaba Zapaquilda, el príncipe encontró una hermosa
muchacha, con la que quiso casarse al instante.
Un día después,
se celebraba la boda del príncipe y de la preciosa joven, a cuyo banquete
estaban invitados todos y cada uno de los habitantes del reino. Cuando todos
parecían estar pasándolo en grande, un pequeño ratoncillo entró en la sala,
propiciando que la nueva princesa, se lanzara a comérselo. Arrepentido de su
deseo, el príncipe llamó una y otra vez al Hada de los Imposibles, para que
deshiciera el encantamiento, pero no le hizo caso a sus ruegos, dejando al
pobrecillo con un palmo de narices.
FIN
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